Memorias de un escuálido en decadencia | Mayo
04/05/2023.- —¡Qué galerón de arrecheras! Todavía mucha gente no se ha recuperado después de los anuncios del dictador el primero de mayo. Se nota que no se han recuperado porque arrancó la fiesta de la Cruz de Mayo y todos ellos, que se la pasaban cantando a la Cruz, galerones y fulías y todo ese montón de géneros que esa fiesta encierra, por ahora están mudos, están arrechos porque no les cuadran las cuentas que sacaron para después del primero de mayo. Y lo peor es que el dictador les preguntó si estaban de acuerdo con el aumento y todos gritaron: "Noooooo...", y el hombre dijo: "Aprobado". Y a partir de allí se vino el tsunami de todas las arrecheras. El Twitter ardía desde el primero en la tarde hasta el tres en la noche de anoche. Nosotros contentos, porque ese mismo día los compañeros de la Asamblea Nacional del 2015, la legítima, claro, recibían del gobierno de Estados Unidos la empresa Citgo, ese es el mejor regalo para los trabajadores de la oposición, y justo ese día. Eso habla muy bien de los compañeros que están luchando duramente en el exilio, ahora con el interino y su familia incorporados allá, en la segunda patria nuestra. El dictador en su discurso dijo que EE. UU. había entregado Citgo a unos señores a los que no conoce nadie, esa vaina es verdad. Todavía, les confieso, que yo no sé cómo se llama la señora que quedó presidenta de esa Asamblea después que botamos a Guaidó, pero así somos nosotros, nos importa un carajo que no sepamos quiénes son, lo importante es arrancarle a la dictadura cualquier vaina para que se arrechen.
Y después del discurso vinieron las cuentas. Que si cuarenta dólares y veinte dólares. Y al otro día el dictador rectificó y dijo que el bono de guerra subía a treinta dólares e indexado. Algo de improvisación hubo ahí, porque esa vaina no puede ser que le mientan a un Presidente, ni que uno fuera pendejo. Si uno de nosotros fuera Presidente y le pasa esa vaina, bota a todo el equipo la misma noche. Pero esta gente es así, meten la pata y les va bien, uno no sabe cómo. Y hay por ahí una mujer que antes fue chavista, y a lo mejor lo sigue siendo, que anda molestísima y sale por aquí y por allá; María, creo que se llama. Y la mujer salió a decir un montón de vainas contra los aumentos y nosotros gozando una bola. Que se maten esos carajos entre ellos como nos vamos a matar nosotros en las primarias que se avecinan en la revolución de octubre. Ya hubo un montón de carajos que dejaron de apoyar a María —Súmate— Machado para apoyar al Conde, ¡qué bolas tiene esa gente!, salen del capitalismo popular para meterse en el comiquismo popular. Así se van moviendo las cosas. También vienen unas elecciones en la UCV donde al fin la dictadura de la señora García Arocha sale del gobierno. Hay siete candidatos y uno de ellos parece que es de izquierda y quiere cambiar muchas vainas ahí; en cambio, los candidatos nuestros no quieren cambiar un carajo, quieren llegar ahí para seguir el ejemplo que la dictadora García Arocha dio. Son todos cómplices de esa señora y ahora quieren continuar su legado. "Si el dictador anterior dejó un legado, nuestra dictadora de la UCV también deja un legado que uno quiere continuar", dijo uno de ellos por ahí.
El papá de Margot llegó muerto de la risa a la casa y decía: "Esos carajos se van a matar, no saben sacar cuentas, ya no sacan cuentas en bolívares, sacan cuentas en dólares, que si el Cestaticket ahora viene a cuarenta dólares y el bono de guerra a treinta dólares, y uno decía ahí que esa guerra es muy barata, porque ninguna guerra se gana con treinta dólares". Y ni siquiera prendió el televisor, sino que siguió recto hasta el cuarto y agarró la puerta y dijo: "Y los jubilados, que según parece habían salido jodidos, ahora van a recibir 49 dólares. Y viva la Cruz de Mayo, carajo". Y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: "¿No te indexaron, gran carajo?".
—No tengo dinero, ni nada que dar... —me canta Margot.
Roberto Malaver