Derreflexión | ¿Cómo fomentar el bienestar emocional en los niños?
06/05/2023.- Es importante que los niños sientan bienestar emocional, pues esto incide en su buen rendimiento académico.
Un niño feliz puede tener mayor productividad en el colegio, así como en otras áreas de su vida. Sin embargo, muchas veces los adultos, quizá de forma inconsciente, no les permiten disfrutar de su niñez y comienzan a tocar temas que pueden despertar la preocupación y angustia en los pequeños. Esto también es una manera de maltratar su infancia, de no permitirles ser niños y divertirse.
En un círculo de adultos es normal conversar sobre política, economía, situaciones adversas en la vida, entre otros tópicos. Sin embargo, a los niños también se les debería garantizar que disfruten de su edad y evitar tratar algunos temas cuando ellos están cerca, con el fin de garantizarles su tranquilidad mental y emocional.
Algunos factores que pueden afectar el bienestar en la niñez son los cambios en sus rutinas, pérdida de protección, sensación de que carecen de seguridad, inasistencia a eventos que son importantes para ellos, interrupciones en sus estudios, falta de atención médica, una alimentación deficiente, una mala calidad del sueño, entre otros.
Aunado a ello, abundan los padres que están distraídos con las tecnologías, no cuidan el sueño ni la nutrición de sus hijos, tienen un estilo de vida sedentario —que los niños copian— y un sinfín de estímulos electrónicos que en poco ayudan.
Sin embargo, podemos seguir algunas pautas para fomentar su bienestar físico y emocional.
Sugerencias para promover el bienestar emocional de los niños
Algunas pautas para estimular el bienestar emocional en los pequeños son las siguientes:
- Buen trato. La crianza respetuosa contempla un buen trato que no está condicionado, sino que se les da como un derecho. El lenguaje debe ser positivo y los mensajes se transmiten con calma, pues no hay justificaciones para recurrir a los gritos o a los malos tratos, tal como enfatiza la Unicef.
- Establecer rutinas. Es necesario respetar las rutinas de los niños, ya que estas les crean seguridad. Para lograrlo, es importante que el adulto también cuente con organización en su vida. Las rutinas implican servir las comidas a la misma hora, realizar los hábitos de salud en el mismo horario, asignar responsabilidades de acuerdo con su edad, entre otras.
- Compartir tiempo de calidad, organizando previamente actividades apropiadas para los niños, que incluyan aprendizaje.
- Ayudarles a expresar sus emociones, a reconocerlas y saber respetarlas, incluso si se trata de confusión, tristeza o rabia. Para ello, se les puede acompañar con actividades creativas, como bailar, jugar u otras.
- Protección. Las figuras de apego son relevantes para los pequeños. Aunque muchas veces pueda ser difícil, el contacto con estas personas es necesario, según recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Si el contacto no puede ser físico, puede hacerse por llamadas o mensajes.
- Hablar con ellos, usando un lenguaje honesto y siempre adecuado con su edad, para orientarles y ayudarles a disminuir sus preocupaciones. Se les puede compartir historias positivas y de superación.
- Saber escuchar: Esto es indispensable para que los pequeños ganen una buena autoestima.
- Transmitir calma, en lugar de desesperación y angustia. Los niños suelen percibir el mundo tal como lo hacen sus cuidadores. Si los adultos se muestran al borde o al colapso, ellos también percibirán esto. Si los padres están calmados y serenos, sus hijos también lo estarán.
- Juegos. El juego es imprescindible para los niños, es esencial para el ejercicio de su imaginación. Es necesario que los niños no pasen mucho tiempo frente a las pantallas, sino que más bien practiquen el juego libre.
- Compartir buenos momentos, junto a la familia, en paseos, salidas al cine, excursiones, comidas, juegos, lecturas, entre otras actividades.
A los niños y niñas se les debe dedicar tiempo, cuidar de su salud física, que es mucho más que darles una buena alimentación, pues también incluye el llevarles a las consultas médicas, seguir los esquemas de vacunación y fomentar medidas de higiene.
Un niño sano, emocionalmente estable, es feliz, se adapta a su entorno y disfruta de una buena autoestima. Además, cuenta con las herramientas para afrontar las adversidades de la vida.
Hay muchas actividades para enseñarles a tomar decisiones, manejar sus emociones, aprender sus derechos y deberes, entre otros.
Por último, los adultos debemos aceptar y respetar las decisiones de ellos, lo cual no excluye la orientación sobre temas o asuntos que les son desconocidos o establecerles límites.
Cuando no se aceptan las emociones de los pequeños, ellos pueden sentir frustración e impotencia. Las emociones son naturales, así que debemos enseñarles a aceptarlas, respetarlas y manejarlas de forma adecuada.
Los adultos también necesitan mostrar sintonía con los niños, conectar con sus emociones y, para lograrlo, es importante darles atención y escucharlos. El amor no solo se expresa con palabras, sino también con acciones y el saber estar allí, presentes.
Isbelia Farías