AfroUrbe | NotiTambor: entre la tierra, Congo, tambor y canto
07/05/2023.- El tambor al igual que el corazón no para. Cuando el corazón se detiene es el signo de que el ciclo de la vida se ha cumplido. Así sentimos en el presente de la vida la experiencia de repicar nuestro latir en el tambor. De esa misma manera, la fe se hace tangible en el movimiento de nuestras manos, en la emoción de sentir cada pulso de vida. Así gestamos cada proyecto en esa espiritualidad que nos cautiva. Y así pedimos a nuestras ancestralidades que nos acompañen en cada proyecto. Una de ellas es San Juan Congo.
El Día de la Tierra, el 22 de abril, en Herencia dimos las gracias ante una promesa que fue cumplida por San Juan Congo: darnos la fuerza creadora para seguir sosteniendo a Herencia. Promesa que se llevará a cabo por 13 años.
Traer a San Juan Congo, ancestralidad a la que consideramos padrino de nuestros proyectos, desde Curiepe, estado Miranda, ha sido un hito histórico, del que honramos y agradecemos su bendición y abrazo de sus custodios hoy día: Francisca Margarita Rodríguez Marcano y Franklin Manuel Rodríguez Marcano.
Es que San Juan Congo recuerda la libertad y el nombre originario de nuestras ancestralidades africanas, traídas desde el secuestro, el dolor ante la pérdida de su tierra natal, ante la venta de su hermano y el rapto de esa otredad desde el continente vecino, África.
La historia de este santo, con nombre africano, proviene de acuerdo al pionero en los estudios de la afrovenezolanidad Juan Pablo Sojo, y con el permiso de maestros y maestras del culto a San Juan que hay diversidad de historias respecto a esta tradición:
El "señor Blanco" –negro, libre, casado y rico-, contemplaba con silenciosa consternación las escenas. Una mañana montó en su mula y acompañado de su escolta, salió con rumbo desconocido. Al cabo de varios días, regresó al pueblo. Faltando pocos meses para la celebración de San Juan en el año próximo, comenzaron a llegar a su casa, hombres de diversas partes de la región. En la noche, a puertas cerradas, celebraron una reunión, en que transcurrieron las conversaciones en dialecto; seguramente alguno del bantú, pues cuéntase que este señor Blanco, venía de la parte suroeste de África, o sea de la zona del Congo.
En ese encuentro se gestó un espacio propio, labrado con sus recursos y el fomento para la compra de libertad de otros. Es más, este “señor Blanco”, africano libre, hizo encargar a un santero de color una imagen costosa de San Juan, en cuyos materiales de modelación entró orden polvo. Por un valor de dos mil pesos, vino el nuevo santo, pequeñín, gracioso, sin embargo con una dulce tristeza en los ojos bajo sus rulos dorados. Tez de morenas amapolas y cabellos de oro. La pequeña imagen se llamó "el San Juan Congo”, a fin de darse lugar entre tambores el recuerdo de una vida arrebata y el porvenir que labraron en la nueva tierra de la que somos sus descendientes.
A San Juan Congo pedimos la protección de la vida, el impulso de nuestro quehacer, tal como nuestros ancestros lo lograron a pesar de los pesares.
Y así iniciamos este calendario afro, celebrando el latido de nuestras vidas, gestando nuestras historias más allá de la tradición del encierro que se realiza el 25 de junio, día en que se encuentran en Curiepe San Juan Bautista y San Juan Congo, quien lo espera en una esquina, como aquellas noches que se reunían para revitalizar la raíz de la africanidad de su origen.
¡Bienvenido mayo, entre tambor y canto!
Mónica Mancera Pérez
@mujer_tambor