Vitrina de nimiedades | Grupos de WhatsApp, el caos hecho mensaje

Todos tenemos nuestra técnica de supervivencia para ese artilugio digital

13/05/2023.- Aún no se sabe quién fue el responsable o dónde está el origen de nuestra fijación por los grupos de WhatsApp. Lo único que tenemos claro —o eso creemos— son los efectos perversos y diversos que provocan en nosotros. Todos tenemos nuestra técnica de supervivencia para ese artilugio digital que sirve para el (des)orden y para alimentar la ilusión de control.

En una plataforma usada por dos mil millones de personas es casi imposible estar libre de ese caos. Hasta Google se horroriza: basta poner "Cuántos grupos de WhatsApp hay en el mundo" para ver cómo el buscador finge demencia. No sabe, no contesta. No quiere saber cuántos universos paralelos han nacido al amparo de esa red de mensajería.

Esa jungla digital tiene muchos formatos, tantos como maneras de ver el mundo. Podemos hacer una brevísima lista de los grupos más frecuentes. De antemano, sabemos que muchas categorías whatsapperas quedarán por fuera. Nada más queremos dejar una minidescripción para no sentirnos solos en esto.

En esa lista no pueden faltar aquellos creados para el trabajo. Dicen por ahí que por cada grupo administrado por los jefes, hay uno paralelo donde los empleados se desahogan y traman sus estrategias de supervivencia. Forman un ciclo virtuoso: se da una instrucción, alguien lo reenvía al grupo de los trabajadores, ellos toman una decisión (sea responder o fingir demencia) y el resultado automáticamente se conocerá en el grupo "formal" de cualquier empresa.

Los grupos de trabajo también pueden ser la herramienta perfecta para la confusión. Si tienen más de quince miembros, está listo: alguien dejará de enterarse de alguna instrucción, no leerá la angustiosa pregunta de su coordinador o vivirá libre de culpas porque nunca sabrá el candelero que provocó su ausencia, sea física o virtual. ¿Le interesa provocar estos problemas laborales? Silencie las notificaciones y póngase a ver TikTok.

Las juntas de condominio, urbanizaciones y comunidades también convierten los grupos de WhatsApp en territorio hostil. En ellos conviven personajes mitológicos digitales: el vecino que decide por los otros los pagos extraordinarios de cuotas, el regañón, los enemigos que se lanzan cuchillos en forma de mensaje, el mediador, el conflictivo, el vendedor de cuanta cosa pueda ofrecerse y el desubicado, ese que llega tarde a las discusiones.

No todo puede ser malo en esos grupos. Siempre está el portador de buenas noticias, aquel que escribe: "Está llegando el agua", "Ya llegó la cuadrilla a revisar la falla" o "Ya pasó el aseo", entre otros mensajes dirigidos a preservar la paz de los vecinos.

La existencia de esos grupos en nada resta importancia a otros donde un paso en falso es un problema en la vida real. Aquellos que reúnen a familiares, a excompañeros de clases o colegas están creados para convertirse en trampas si no sabemos llevar la fiesta en paz. ¿Los grupos de representantes del colegio? Eso ya es otro nivel: si sobrevive a uno de esos, siéntase feliz. Ya es una leyenda de WhatsApp. ¡Lo logró!

 

Rosa E. Pellegrino


Noticias Relacionadas