Hay quien dice que, afortunadamente, madre hay una sola. Razón no le falta para opinar así. Difícilmente podemos encontrar otra figura de tanta carga afectiva y simbólica. Es tan fuerte que su presencia como deidad fue sostenida por todas las culturas hasta que apareció la propiedad privada y el patriarcado, con la consecuente transformación masculina de la jerarquía de las deidades.

14/05/2023.- No es tema fácil este el de la madre. Demasiado manoseado y mimado, a la vez que expulsado y menospreciado.

En el ideal más promovido, y consumido, la madre es una figura amorosa, hacendosa, pasiva, expectante y que cocina muy bien.

Aunque se les reconozca a veces, no es la valentía ni la tenacidad lo que la identifica; tampoco la sabiduría, porque en la más difundida imagen de la madre, ella es sabia solo en lo doméstico y lo sencillo.

Es tan complejo el tema que los mejores poemas y canciones sobre la madre evitan nombrarla. Sus autores prefieren presentarla en acción y dejar a los espectadores la tarea de descubrir que se trata de una obra sobre la madre.

No importa que la mayoría de las personas tengan en su mente la idea más difundida sobre ella. La verdad es que en la vida rara vez existe un personaje así y tampoco es seguro que tal figura resulte ser la más loable.

Nosotros sabemos que nuestras madres han sido muchas veces unas fieras. A veces para defendernos, a veces para educarnos. Nada de esa figura es endeble, sino que se trata de un ser capaz de golpear y de proteger con cuerpo y alma a los suyos.

En efecto, es como una de esas diosas de las culturas ancestrales. Tiene la capacidad de crear, curar, cuidar y alimentar, pero es también una figura fuerte que exige respeto y regula las formas en que deben vivir quienes son el fruto de su creación.

Las madres no son nada débiles y poseen una comprensión de lo político que hace mucha falta en la política. Miren el ejemplo de las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina. Su lucha transformó una parte importante del imaginario político de su país y del mundo. Una lucha hecha como madres, con lenguaje de madres y con toda la valentía de las madres.

Freddy Fernández