Venezuela y el Caribe musical bajo la cámara de Fernando Sánchez

Sus fotos han eternizado a personajes y momentos importantes de la historia nacional

FerSan con el pintor venezolano Pascual Navarro. Inicio de la década de los 70.

 

25/05/23.- La fotografía en la comunicación social cumple con una función de primer orden: captar la atención del lector que compra el periódico, junto al titular, y a su vez producir interés en leer lo que sigue.

En los diarios venezolanos de mayor circulación durante el siglo XX y hasta la fecha se han publicado reportajes y entrevistas que sirven de referencia obligada, para aquellos que comienzan a adentrarse en el mundo de la noticia.

Sin embargo, una parte importante de la historia contemporánea de Venezuela, se contó gracias a los fotoperiodistas, reporteros gráficos, fotógrafos o como le guste al lector definirlos.

Uno de ellos dedicó su vida, no solamente a contar lo que pasó en el país, a escala social y política, sino también cómo algunas figuras legendarias del Caribe musical, fueron eternizadas bajo el lente de su cámara, mientras viajaron por el territorio venezolano: Fernando Sánchez, mejor conocido por sus colegas como FerSan.

Ha trabajado en medios impresos nacionales, entre ellos Últimas Noticias, El Nacional, El Universal, Panorama, El Impulso, así como también la agencia de noticias estadounidense United Press International (UPI), fue merecedor del Premio Nacional de Periodismo mención Fotografía y presidente del Círculo del Reporteros Gráficos de Venezuela.

Pero previo a esa etapa dentro del mundo periodístico, este caraqueño -nacido el 29 de junio de 1947, fruto de la unión entre Indalecio González y Carmen Sánchez- vivió su infancia entre Catia y San Agustín del Sur, en la década de los 50, durante la etapa perezjimenista.

"Me crié hasta los 10 u 11 años en un barrio llamado Puerto Rico, que fue derrumbado y que quedaba dos cuadras arriba de la plaza Pérez Bonalde, donde actualmente existen aquellos edificios del 23 de Enero, en Hornos de Cal completé mi adolescencia y allí aprendí a trabajar, a pesar de todas las circunstancias que se presentaban, mis padres me enseñaron el respeto y afecto al prójimo, eso envuelve todo", expresó.

Durante el relato de su historia, nos pidió que no lo trataramos bajo el pronombre de "usted", debido a que sentía cierta distancia, por lo tanto accedimos, sin embargo ningún periodista debe tutear al entrevistado como si fuera su amigo de la niñez, a menos que el otro lo considere.

FerSan, ¿cómo fue tu primer contacto con la música?

En la década de los 60, cuando yo tenía como 15 años, en Hornos de Cal un señor escuchaba su música con un tremedo equipo de sonido que se podía oír casi siempre a dos cuadras y conocí el son cubano y las orquestas bailables, es decir, la Sonora Matancera, Tito Rodríguez, Tito Puente... ahí me quedé conectado, pero el impacto musical lo recibí cuando escuché al sonero cubano Miguelito Cuní en mi adolescencia.

 

Junto al sonero cubano Miguelito Cuní (izquierda) y el trompetista Félix Chapottín (derecha).

 

Diapositiva de sus inicios en la comunicación social

Dentro del amplio recorrido que Fernando Sánchez ha transitado en el periodismo como reportero gráfico, resaltó que su incursión en este oficio como profesional, se la debe a sus colegas Rigoberto Trujillo y Julio "Canelo" García, a quienes considera sus mentores.

"Yo trabajaba en la corresponsalía del diario Panorama, como mensajero, pero siempre me interesó la fotografía. Yo los veía a ellos siempre bien vestidos y arreglados, eso me llamaba la atención y veía lo que hacían. Ellos tenían un día a la semana en el que preparaban la fórmula, yo veía aquel proceso químico para revelar los negativos, porque en esa época era así, y al verlos me fui entusiasmando; tuve la suerte que un día fui a trabajar a la UPI (United Press International), allí realmente comencé operando los teletipos, aprendí todo sobre su manejo. En ese sitio se recibían las radiofotos (fotografía transmitida mediante ondas electromagnéticas, según la RAE), cuyos negativos eran placas 8x10 y yo las tenía que revelar. Esas radiofotos se enviaban a los clientes de diversos medios de comunicación", destacó.

Relató que un editor británico al percatarse de su interés por la fotografía, le cedió una cámara para que comenzara a registrar imágenes, por lo que fue ensayando hasta perfilarse en cualquier evento y probar con cada foto, unas buenas, otras no tanto pero que sirvieron de entrenamiento.

En medio de un campeonato internacional de voleibol que le tocó cubrir, se encontró con un periodista chileno, que le recomendó dirigirse con su cámara al diario La Verdad, y que preguntara por el reportero gráfico Teodoro Lovera, cosa que hizo y adquirió conocimientos mediante una cámara Yashica 6x6.

Luego de su etapa en la UPI, laboró en el diario El Impulso, donde recibió un galardón del Círculo de Reporteros Gráficos en 1976, por una foto tomada a un teléfono dentro de la quinta Betchirro, ubicado en Prados del Este, y que reflejaba el desespero por recibir una llamada que esclareciera el paradero del empresario estadounidense William Niehous, quien se encontraba secuestrado y por lo tanto había causado un revuelo mediático en todo el país, así que la presencia de periodistas y fotógrafos en el lugar era frecuente.

Sin embargo, para FerSan resulta una tarea larga, hacer un recuento largo de los momentos importantes que atesoró en los medios impresos con su cámara, desde intentos de golpe de estado hasta reuniones de Fedecámaras, sucesos, torneos deportivos y un largo etcétera.

Pero la música, una de sus pasiones desde joven, volvió a despertar en el fotógrafo una inquietud y, de un momento a otro, logró estar frente a frente con personajes que hoy son leyendas en lo que se conoce como Salsa. Pero en ese viaje no estuvo solo, conformó una dupla con el fenecido periodista Ángel Méndez, quien produjo crónicas y entrevistas sobresalientes en las páginas de una revista solicitada por los músicos y melómanos de la época y que son valoradas como piezas de colección.

 

En compañía de su amigo y compadre Ángel Méndez y el fotógrafo Julio Canelo García.

 

Ángel y FerSan: una dupla del periodismo con swing latino

En medio de nostalgias, FerSan recuerda a quien fue su amigo y compadre, el periodista Ángel Méndez, compañero de varias aventuras musicales.

¿Cómo conociste a tu compadre Ángel Méndez?

- En los 70, Ángel trabajaba en el diario El Mundo y yo en El Impulso. Ocurrió el secuestro del empresario William Niehous, yo llegaba a la guardia en la quinta Betchirro, donde vivió Niehous en Prados del Este, todos los días a sustituir a mi compañero de fotografía. Llegaba Ángel a cubrir esa pauta cuando le tocaba su guardia y allí lo conocí. Yo siempre le echaba broma porque él llegaba a la oficina con una bufanda y unos pantalones particulares, yo le decía 'tú como que eres Yeye-gogo', y él se me quedaba viendo serio, él sigue siendo mi hermano del alma.

En compañía del pianista ponceño Papo Lucca (sin camisa), y los cantantes Tito Gómez (izquierda) y Mguelito Ortiz (derecha).

 

Juntos crearon la revista Swing Latino, referente musical de una época irrepetible para la salsa como expresión cultural caribeña, donde cada número publicado desde 1977 hasta 1980, contó con sus fotos.

Su colega Oswaldo Silva también colaboró con las fotos de diversos eventos musicales, además de las rúbricas destacadas como Enrique Bolívar Navas, César Miguel Rondón, Aquilino José Mata, Héctor Castillo, Phidias Danilo Escalona, Diógenes Carillo, Pedro Viloria, Bob Rangel, Cándido Pérez, Jorge Collazo, William Nazaret, Catalino "Tite" Curet Alonso, y demás profesionales de la comunicación y la música que desfilaron en sus páginas.

Pero su nacimiento no fue nada fácil y cada edición estuvo cargada de complejidades, que no impidieron su salida al mercado venezolano, estadounidense y puertorriqueño.

El entrevistado nos cuenta las circunstancias en las que surgió esta revista musical.

"En ese momento estaban de moda muchos grupos de rock y de pop, pero yo siempre permanecí fiel a la salsa, a la música latina, y un día, mientras Ángel y yo conversábamos, me dijo 'Fernando, a ti como que te gusta mucho la música latina'. Yo le respondí que sí, y a los pocos días coincidimos y le pregunté: 'Ángel, ¿por qué no inventamos una revista que sea exclusivamente de salsa?', él se me quedó viendo y me respondió que estaba buena la idea, comenzamos a pensar en varias personas para reunirnos, llevar ese proyecto adelante y enseguida nos pusimos a elaborar un machote (proyecto)", recordó.

Fernando Sánchez con Héctor Lavoe en una habitación del antiguo Hotel Caracas Hilton.1979.

 

Explicó que al principio requerían de apoyo financiero, por lo que compartieron ese trabajo con el sello disquero Velvet y también al empresario y promotor de eventos musicales Jesús Enrique Antón, pero no se convencieron con la idea, además de músicos reconocidos dentro del ambiente en bailes o verbenas, como se le denominaba antes, pero ninguno mostraba interés y la tarea se hizo cuesta arriba debido a que una parte del sueldo que percibían ambos colegas, se destinaba para impulsar la revista.

A pesar de las complejidades que conllevó su nacimiento, hubo personas que fueron consecuentes.

"Francisco El Negro Mendoza se ofreció a ayudarnos económicamente y de allí nos reunimos con el periodista Diógenes Carrillo que quiso colaborar con nosotros y lo hizo pero por un tiempo corto, debido a que él se dedicaba más al periodismo deportivo. Estaba Coco Ortega, el trombonista Carmelo Sánchez, Ana Parra nos ayudó en la oficina, que quedaba en la esquina de Santa Capilla y que conseguimos gracias a un abogado amigo nuestro, y así arrancamos con la revista", acotó.

En octubre de 1977 salió publicada la primera edición de Swing Latinodonde se puede apreciar en la portada a un joven Rubén Blades fotografiado por FerSan, sosteniendo unas maracas durante una presentación en el Poliedro de Caracas, a propósito del éxito que se produjo con el disco Metiendo mano junto a la orquesta de Willie Colón.

Primera edición de la revista Swing Latino. Octubre de 1977.

 

Esta fue la primera vez que el cantante panameño salía como portada de una revista, y tras aquella presentación, Fernando recordó que Blades les envió una carta de agradecimiento por el apoyo hacia su música, debido a que en ese momento recién experimentaba el éxito.

A raíz de este nacimiento, surgió nuevamente el problema económico para el segundo número, y nos relató Fernando que en esa ocasión, tuvieron que invertir 20.000 bolívares para colocarla a disposición del público qué se volcó en sus páginas con entusiasmo y precisó que Velvet, El Palacio de la Música, La Dimensión Latina y Oscar D' León los apoyaron mucho económicamente.

"Una de las cosas que decían los músicos acerca de la revista, y les escuché decir a algunos de ellos, era que les gustaba porque no se metían con ellos en su vida personal, sino lo meramente musical, sus inicios... y establecían diferencias entre Latin NY (publicacion estadounidense especializada en salsa dirigida por el diseñador gráfico y animador Izzy Sanabria) y la de nosotros, la nuestra era la favorita de todos ellos", rememoró.

Con el timbalero puertorriqueño Willie Rosario y el trombonista de la Dimensión Latina José Antonio Rojas Rojita.

 

Pero luego de viajes a Nueva York cubriendo conciertos en el Madison Square Garden o cualquier club, a Puerto Rico en un homenaje de soneros a Ismael Rivera, presentaciones en el Poliedro de cualquier artista y entrevistas incalculables, Swing Latino tuvo un receso muy breve, en pleno éxito de lectores y seguidores ávidos de conocer a sus músicos e intérpretes preferidos.

¿Cuál fue la causa de aquel receso para Swing Latino?

-No teníamos financiamiento, fíjate lo siguiente: en una ocasión, Ángel fue botado de El Impulso y yo solidariamente renuncié, justamente cuando comenzábamos a elaborar la segunda publicación, porque nosotros habíamos pedido permiso y nos fuimos de viaje un fin de semana para Puerto Rico con el propósito de conseguir material para la revista, con la promesa de que regresaríamos el domingo. Pero perdimos el vuelo y cuando regresamos lo despidieron, yo lo seguí y le dije 'yo renuncio también y vamos de frente con la revista', porque ambos estábamos en ese proyecto. Cuando voy a renunciar no me la querían aceptar. Salimos de El Impulso y estábamos sin billete porque el cheque de liquidación que nos dieron no valía nada para seguir con nuestro proyecto, y tenemos que agradecer a muchos que nos ayudaron a seguir con esto, salieron más números hasta que no pudimos más y tuvimos que abrir caminos", añadió.

Finalmente cuando la situación ecónomica resultó insostenible para ambos colegas, y luego de publicar 21 números con una receptividad consecuente por el público, fueron obligados a raíz de estas circunstancias, a cerrar un capítulo único dentro del denominado boom de la salsa.

A comienzos de los 80, Ángel Méndez se dedicó al mundo de la radio con programas musicales cargados de rigor periodístico y Fernando Sánchez siguió cumpliendo sus tareas como reportero gráfico en el diario Panorama y posteriormente en Últimas Noticias, El Nacional y El Universal.

En 1985 salió al mercado literario, el libro Swing Latino: Gente Caribe, una recopilación de entrevistas realizadas por Méndez y las fotos bajo la responsabilidad de Sánchez.

Su amistad y compadrazgo perduró hasta la muerte de Méndez, el 3 de septiembre de 2018, quien legó un trabajo referente para los estudiantes de Comunicación Social en entrevistas, reportajes, crónicas y una vasta cantidad de ensayos sobre música, política, teatro, entre otros.

Desdoblamiento de un día triste

En el acontecer nacional, FerSan presenció y fotografió eventos políticos que conmocionaron la opinión pública, asesinatos e intentos de golpe de Estado, tal como sucedió el 4 de febrero de 1992.

Logró capturar con su lente al entonces teniente coronel Hugo Chávez Frías mientras era trasladado desde el Cuartel San Carlos a la Dirección Militar de Inteligencia (DIM).

El teniente coronel Hugo Chávez en su traslado a la DIM. 6 de febrero de 1992.

 

Pero una de las coberturas periodísticas más tristes y complejas que le tocó vivir, fue cuando su colega Jorge Tortoza, fotógrafo del diario 2001, fue disparado en la cabeza mientras registraba los sucesos del 11 de abril de 2002 en la esquina de La Pedrera. ubicada en la avenida Baralt, asesinato que hasta el sol de hoy sigue impune.

Jorge Tortoza entregó su vida a este oficio sin importar el escenario de la noticia.

 

Fernando observó a su amigo mientras yacía en el suelo, y corrió hacia donde estaba para tratar de socorrerlo y pedir auxilio, entre un intercambio de disparos que por poco acaban con su vida también, al mismo tiempo que les gritaba a los que se encontraban cerca para atenderlo.

"Cuando a él lo ayudaron dos policías de la Policía Metropolitana (PM) y varias personas que estaban alrededor fue muy duro, doloroso. No me podía mover, los funcionarios estaban angustiados. Cuando llegamos a la esquina de La Bolsa, yo seguía gritándole a la gente por que yo veía que él estaba sangrando mucho y respiraba con mucha dificultad, cuando lo estaban acomodando en el medio del asiento para trasladarlo, lo miré y le dije: 'compadre, usted sabe cómo es esta profesión, tengo que hacerle unas fotos porque seguro me la van a pedir en el periódico'. Esto se lo decía mientras lloraba y tuve que desdoblarme, con mucho dolor le tomé la foto, fue la pauta más difícil de mi vida", relató con acongojo.

Explicó que el desdoblamiento lo interpreta como un desprendimiento de ese dolor, a pesar de su magnitud, para continuar con la cobertura de la noticia.

El reportero gráfico según FerSan

Considera que el reportero gráfico debe ejercer su oficio con mucho criterio y ética ante cualquier hecho noticioso, sin excepción de fuentes.

"El fotógrafo tiene en sus manos una herramienta valiosa para poder transmitir el hecho noticioso, debe tener un criterio definido, en algunas fuentes sempre se corren riesgos, la más complicada para mí, ha sido la de Sucesos, la cubrí en El Universal, Últimas Noticias, PanoramaEl reportero gráfico debe tener en cuenta siempre estar al frente de cualquer hecho noticioso, pongamos como ejemplo que ocurre una explosión en cualquier esquina o calle y la gente corre despavorida a refugiarse. El reportero gráfico va al sitio del suceso y no le importa exponer su vida, con tal de que la gráfica sea captada de inmediato y bien objetiva, así somos nosotros. Mientras otros corren del lugar nosotros permanecemos allí", subrayó.

EMMANUEL CHAPARRO RODRÍGUEZ / FOTOS: CORTESÍA DE FERNANDO SÁNCHEZ / CIUDAD CCS


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