Araña feminista | ¿Renunciar-se o Sumar-se?

Los hombres en las luchas feministas

29/05/2023.- Buena parte del discurso de los feminismos hacia la participación de los hombres en la construcción de una sociedad con justicia y equidad de género convoca a los hombres a "renunciar a sus privilegios".

Hoy me cuestiono este llamado, en tanto, para mí, sumarme a las causas que considero justas no ha supuesto renunciar a nada. En el camino del activismo, he tomado la decisión de sumarme preferiblemente a unos grupos de personas con las que comparto ideales, en vez de a otros; siendo que estos otros, quizá, hubiesen supuesto privilegios. En la universidad, en la comunidad o en los lugares de trabajo, pude haber tomado el camino que condujera al acceso al poder, en vez de elegir confrontar esas relaciones de poder.

Sí, renuncié a sumarme al poder, pero dentro de mí no renuncié a nada. Me sumé a aquello que me era afín, con lo que me sentía bien, que me era integral.

¿Acaso los hombres tienen tan culturalmente integrada la desigualdad —y los beneficios que obtienen de esta— que no les es posible sumarse a la causa de los feminismos sin sentir que renuncian a algo? Reflexionémoslo.

La personalidad está, en buena parte, conformada por nuestra historia personal y el contexto al cual hemos sido expuestas y expuestos; así como por lo que decidimos hacer con ello. Entonces, para un hombre criado en el contexto de masculinidades hegemónicas —que serán, si no todos, la mayoría—, en tanto la cultura dominante es la del patriarcado y es muy difícil aislarse, asumir una masculinidad diferente supondría rechazar buena parte de quienes son, de lo que conforma su personalidad.

Me pregunto: ¿dónde se ubican los privilegios dentro de los hombres?

Para Sandy Ruxton, especialista en masculinidades, son las normas de género las que "proporcionan el andamiaje para un orden de género que privilegia a los hombres". Y son los hombres los principales beneficiarios de la desigualdad de género o lo que llama el "privilegio masculino".

Parece ser que el privilegio está más allá de lo que podemos motorizar, de manera consciente, hacia uno u otro lado. ¿Se puede renunciar o sentirse convocado, feliz o dolorosamente, a renunciar a algo de lo que no se es consciente y que está tan arraigado en lo simbólico?

Entonces, la convocatoria habría de ser a sumar-se y encontrar-se con otros hombres, quienes ya no se sientan cómodos con las normas de género, para reflexionar y hacerse conscientes de estas y de cómo soportan, no solo la inequidad, sino también la imposibilidad para desenvolverse libremente.

 

Nathalia González Ojeda


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