Punto y seguimos | Moral y luces
¿Quién nos da luces?
20/06/2023.- La sensación térmica ronda los cuarenta grados centígrados. No hay casi brisa y los zancudos están intensos. Se agradece el atardecer para que el sol dé un respiro, pero el piso sigue caliente, y ni hablar de los techos. Se aferra uno a la tecnología, ofrece loas al bendito que inventó los ventiladores o los aires acondicionados, pues por estos lares a esos aparatos se les reza, aunque el verdadero rezo comienza cuando —a modo de respuesta paranormal— la luz inicia su ritual de intermitencia: baja, sube, baja, amaga con irse, amaga con volver. Finalmente, siempre se va, por un ratito o por horas interminables. Si los santos aparatos no se quemaron, el día habrá sido bueno.
La historia es un bucle. Se repite cada día o día de por medio. Los vecinos se preguntan si esta es una zona tipo triángulo de las Bermudas del Sistema Eléctrico Nacional. Un vórtice de mala vibra donde se queman transformadores cada dos por tres, una zona donde animales de variada procedencia comen más cable que la gente, un territorio en que el salitre tumba postes que se levantan al día siguiente para volver a caerse dos jornadas después y donde, encima, sabotean los malignos. El lugar favorito de las averías imprecisas. Una quinta paila hecha a la medida.
A cada apagón, maldiciones en eco, chats de vecinos donde se ve de todo —los indignados, los jocosos, los resignados— y después de la imprecación inicial, el silencio. Otra calurosa noche en el Caribe. Quien no tenga el celular con carga se verá forzado a la contemplación o a hacerse preguntas sobre la existencia: ¿así era la vida hace doscientos años? Si vienen los extraterrestres, ¿abducirán a los que estamos en el punto sin luz eléctrica? Probablemente, con aquella tecnología podrán detectar estos cúmulos de sal concentrada.
Y surgen, por supuesto, preguntas más mundanas en nuestra cabeza, que se replican en común y para las que tampoco tenemos respuestas: ¿cómo funciona realmente el sistema eléctrico? ¿Cuáles son los niveles de afectación y las causas reales —circunstanciales y técnicas— de que Venezuela entera parezca un agujero negro con intermitencias eléctricas? Solo se nos ofrecen pedazos de información, y entre la verdad, la propaganda, los chismes y los rumores, quedamos con más bronca y confusión que nada. El silencio de quienes deben —por responsabilidad técnica y política— explicar lo que sucede solo contribuye a que nos sintamos aún más sumidos en la oscuridad. Deberían saberlo bien: moral y luces son nuestras primeras necesidades.
Mariel Carrillo García