28/06/2023.- Deshaciéndome de mi natural repulsión por el expresidente Donald Trump, sus patanerías, sus trampas y valores, debo, sin embargo, reconocer que su última declaración, donde anuncia que si no es reelecto, escalará el mundo hacia la guerra mundial, es correcta.

Desde luego que escribiendo en Venezuela sobre ese tema internacional, que abarca la geopolítica, no faltarán críticas por supuestamente dejar a un lado los problemas de mi país. Incluso, en ese pequeño pero vocinglero grupo de lectores, proliferarán quienes protestan porque no opino sobre los candidatos y sus primarias.

Bien, no veo necesidad de redundar en asuntos tan poco serios, que solo sobre la base de la chercha valdría la pena recordarlos.

Para opinar sobre las primarias, bastaría recordar un dato: no importa realmente si los compatriotas que salieron a hacer vida en el exterior —algunos caminando por carreteras gran parte del trecho que nos separa de los Estados Unidos— son siete o tres millones. El asunto es que menos de 25 000 renovaron sus datos como para participar en la farsa que van a ser esas primarias en el exterior, elecciones realizadas fuera de la ley, en países que no reconocen nuestro gobierno y dirigidas por los compinches del interino.

Personajes que obligan al incauto que se inscriba en lo que será el engaño a presentar documentos que ni el REP exige: copias por ambos lados de la cédula de identidad y de todas las páginas del pasaporte, el sueño de cualquier estafador de poca monta que con esas copias puede abrir cuentas y pedir créditos a nombre de infelices venezolanos ignorantes de la maldad.

Otro dato es la foto del momento de inscripción de la candidata semimantuana M. C. M. Véanle la cara a ella y a los miembros de la Comisión Nacional de Primarias (CNP) después de constatar que, en una ciudad con millones de habitantes, no asistieron al acto de inscripción más de mil y a pesar de que los publicistas del evento invitaban a la plaza Altamira, lugar donde quemaron vivo a un pobre muchacho en plenas guarimbas.

Bien de nuevo… Volvamos a Trump y a lo que nos atañe, porque me parece peligroso pensar que la política y la diplomacia tienen más peso ante el imperio que el llamado por el presidente Eisenhower "complejo militar industrial", que es quien en definitiva hoy manda en el país de Lincoln, Roosevelt y Kennedy.

Si eliminan legalmente a Trump —y parece que esa es la vía allá en el norte—, el mundo estará en guerra y por más que la desangrada Venezuela ofrezca lo poco que nos queda, igual que por atrevernos a tomar camino propio, nos considerarán "enemigos".

Y para ello pueblo y gobierno deben estar preparados, más aún ante la eventualidad de una guerra donde las consideraciones humanas no van a existir, y no solo para que empeore la vida, que siempre es posible desde que en el norte piensan que un pueblo hambreado se levanta contra su gobierno. Así, ya no necesitarían al bellaco del interino a los fines de usurpar lo que por votos jamás habría ganado, sino para desguazar el país, comenzando por quitarle a pueblo y gobierno su petróleo, como ya asomó la semimantuana.

El pueblo debe estar alerta ante cualquier intento de traición y el gobierno tiene que ser inflexible, porque no bastan las razones de la politiquería. En un país serio, tanto el interino como la semimantuana deben estar ambos inhabilitados.

Dejar escapar al interino es un mal ejemplo y dejar la inhabilitación de Mari Cori para última hora también lo es, como no presentar los cargos de TEA.

Domingo Alberto Rangel