Hablemos de eso | Nunca más
01/07/2023.- Nadie puede dormirse, porque, así como se abren caminos de esperanza, persisten amenazas concretas de reacción.
En Montevideo, el Plenario Intersindical de Trabajadores-Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT) realizó una gran marcha en memoria de los cincuenta años del inicio de la última dictadura cívico-militar, aquella que sembró el terrorismo de Estado en Uruguay entre 1973 y 1984. La consigna "Nunca más" anduvo por aquellas calles.
En Argentina, donde existe una ley de memoria, se plantea considerar delito el negacionismo, es decir, la justificación, minimización o banalización del largo rosario de violaciones a la dignidad humana experimentadas durante la dictadura que padecieron en los setenta. En la misma Argentina, en la provincia de Jujuy, se desata la represión del Estado contra los pueblos kolla, aymara, guaraní, contra las maestras y maestros y, en general, contra todos aquellos que hagan sentir su protesta.
Al oeste de allí, en Chile, gana las elecciones para la constituyente justo la ultraderecha que planteaba conservar la herencia pinochetista, proveniente de una dictadura instalada a sangre y fuego, hace también cincuenta años.
Más al norte, en Bolivia, todavía el pueblo no se recupera del año completo de la dictadura, las persecuciones y la fiebre racista de Jeanine Áñez, y, desde Santa Cruz, el señor Luis Fernando Camacho y su combo amenazan y avivan los fuegos antidemocráticos. Vecinos de los bolivianos, en Perú sigue instalada la dictadura de Dina Boluarte, quien es apenas fantoche evidente de una oligarquía que no repara en formas.
En Brasil, un expresidente que ilustra la más descarada vocación racista, machista y que se cansó de alabar la dictadura conserva una significativa fracción parlamentaria. En Colombia, algunos de los autores directos de esos crímenes, llamados con el subterfugio de falsos positivos, confiesan ante la Justicia Especial para la Paz. Sus jefes todavía andan libres... Para no salir de Suramérica, solo recordamos la cadena de muertes, lesionados y violaciones durante las manifestaciones... Idénticos métodos y solidaridad entre los criminales.
Las fuerzas antipopulares se muestran vigorosas y dispuestas a todo si se les cuestionan sus privilegios o las bases de la explotación. Hay gente del pueblo que los apoya con entusiasmo. Así funciona la dominación, que acostumbra tanto al látigo, y a la división que siembra, que algunos de los oprimidos apoyan el castigo y la represión para sentirse cerca del poder. Las oligarquías tienen buenos amigos en el norte. Y así como les gusta hacer uso del engaño, también están dispuestas a desatar perros rabiosos cuando los pueblos se levantan.
Hay quienes ven signos, y buenos signos, de esperanza en estos tiempos. Está bien y estamos de acuerdo. Aunque no deberíamos caer en la ingenuidad: también aquí están las amenazas de la guerra y de la fuerza, que hay que mantener a raya.
Humberto González Silva