Estoy Almado | ¿Hay una nueva clase media?
Un influencer le hablaba a su audiencia sobre la aparición de una “nueva clase media” en Venezuela. Me pareció curiosa esa afirmación, porque de acuerdo a la narrativa apocalíptica que se cierne sobre el país, esa categoría poblacional no existe, ¿o sí? Ingenuamente yo creía que había dos bandos: unos pocos que derrochan dinero con lujos y extravagancias; y otro sector conformado por las grandes mayorías que sobreviven para llegar a final de mes. Por tanto, la idea de una “clase media” se supone que no existe, porque, entre otras cosas, ya no le alcanza para mantener la apariencia o “ascender” en la escala social.
Incluso, es común escuchar hablar de la desaparición de la clase media venezolana con un enfoque simplista y fácil: responsabilizar totalmente al Gobierno, obviando, por supuesto, el efecto pernicioso del bloqueo, las sanciones (estos últimos reconocidos y denunciados por la ONU), además del robo de activos y saqueo de dinero público en el exterior por parte del Interinato y la corrupción derivada de la trama Pdvsa-Sunacrip.
Sin embargo, lo que dijo aquel influencer en redes sociales sobre una nueva clase media se refería a un estudio hecho por Datanálisis. Esta empresa de estudio de mercado dividió al país en nuevos toletes, según la capacidad que tenga cada quien de generar ingresos en dólares, en medio de los efectos perniciosos de las sanciones vigentes, la precarización salarial del trabajo formal y la dolarización de facto de la economía.
Según Datanálisis hay una clase alta que ocupa el 3 % de la población con un ingreso mensual que supera los $5.560. Luego viene el “sector medio emergente”; gana mensualmente entre $1734 y 5.560 y, supuestamente, representan el 12 % de la población. Le sigue la nueva clase media llamada “sector medio establecido” (22,77 % de la población) que percibe entre $670 y $1.730 mensuales.
Posteriormente está el “segmento bajo con oportunidades” compuesto, según Datanálisis, por el 26.8 % de la población con ingresos entre $376 y $673. Por último, está el sector de la población calificado como “sector bajo excluido”, que representa el 38 % de la población. Sus ingresos oscilan entre $193 y $376 mensuales.
De acuerdo a esos números, todo indica que la especulación está fríamente calculada para que consumas un producto o servicio a la medida de lo que ganas actualmente en dólares.
Arribamos, entonces, a una especulación estratificada. Tal vez por eso hay productos con precios que nos pueden parecer inaccesibles, pero para ciertos sectores no lo son. No importa que nos desgañitemos en preguntar: “¿Pero quién puede comprar eso? Están locos”; sobre todo cuando no podemos pagar ciertos bienes y servicios.
Ahora, también es cierto que ese estudio de Datanálisis no es un panacea para entender el clima socioeconómico del país. Obviamente, es un trabajo de campo para indicarles a empresarios y comerciantes cuánto dinero tienen los consumidores y qué productos pueden comprar. Pero de ahí a presentarlo como la nueva estratificación social del país, es un espejismo temerario.
Las clases sociales, sean medias o populares, se sustentan en la remuneración real y legal que perciben por la jornada trabajada. Eso implica la garantía de condiciones de seguridad social, apegadas al Estado social de derecho y justicia consagrado en la carta magna.
Ya es sabido que por ahora no hay condiciones macroeconómicas para vivir del salario legal. En contraste, lo que sí abundan son ingresos informales obtenidos en un escenario chocante de “sálvese quién pueda”. Entonces, lo que hizo Datanálisis fue clasificar algunos de esos ingresos informales con el eufemismo de una “nueva clase media”, y así hacer creer que mientras más consumes (incluso por encima de las necesidades básicas) más privilegiado eres en medio de esta espantosa crisis económica. La verdad es que quien gana a destajo mil dólares mensuales solo sobrevive económicamente mejor que el resto. Pero igual sigue siendo un sobreviviente, porque no posee más garantías de seguridad social que los demás.
Manuel Palma.