Estoy almado | Intrusismo tecnológico 

El peligro de una máquina "milagrosa" que se vuelve famosa por detectar males de salud

08/07/2023.- Marcela tiene los ojos vidriosos: no puede contener las lágrimas. Camina rápido hacia sus amigas para darles la terrible noticia. Está hiperventilando. Entonces, suelta que le descrubieron células cancerígenas. Rompe en llanto. No lo puede creer. El diagnóstico no fue realizado por un doctor o un centro de salud certificado. El descubrimiento lo hizo una máquina cuántica que, supuestamente, tiene la capacidad de descubrir tus males de salud solo con sostener un sensor en la palma de tu mano.

Las amigas de Marcela dudan del resultado. De hecho, la ven bastante bien como para tener una grave enfermedad.

Hace unas semanas, la máquina cuántica también le diagnosticó una presunta infección urinaria a Petra. Lo peculiar es que hasta el día de hoy ella se siente bien sin haber tomado ningún antibiótico para tratarse la supuesta dolencia.

Para saber qué te puede descubrir la máquina cuántica, debes pagar un mínimo de $5 por consulta. Así fue como Marcela y Petra supieron lo que tenían. El servicio de la máquina es ofrecido por un grupo autodenominado "hacedores del biomagnetismo médico", que participan en jornadas de instituciones públicas donde se les hace creer a los incautos asistentes que ir a un doctor o a un hospital no sirve para nada. En tan solo sesenta segundos la máquina cuántica (también conocida como resonancia cuántica) tiene todas las respuestas.

Para usar la máquina cuántica debes hacer una larga fila. Todos están entusiasmados por este nuevo avance moderno. Después de pagar, los curiosos colocan sus manos alrededor de un tubo de metal, que parece un lápiz grueso conectado a una computadora. Esta, a su vez, posee un software con la supuesta capacidad de detectar la energía cuántica-sensorial concentrada en tu cuerpo.

Lo que arroje el sistema es una lotería. A Marcela fue cáncer; a Petra, infección; a Heriberto le halló un posible problema de próstata, pero a Úrsula solo le detectó una leve dolencia lumbar que, por supuesto, ella desconocía. Curiosamente, el aparato no pudo detectar en Laura el agudo problema renal que sufre desde hace dos décadas.

Cuando alguien paga por probar la máquina, en la pantalla de la computadora irrumpe la animación 3D de un cuerpo humano dando vueltas como en un círculo cuántico. Se supone que es una simulación del cuerpo de la persona que tiene el sensor en sus manos. Después de emitir un sonido, que simula un monitor de frecuencia cardíaca, la figura que giraba en la pantalla se detiene. Y luego viene el momento angustiante: ciertas partes de la imagen parpadean con color rojo. Es señal de que ha descubierto alguna dolencia oculta, muy grave en la mayoría de los casos.

La máquina cuántica es operada por personas que son formadas como biomagnetistas en cursos que no buscan complementar la medicina tradicional, sino que intentan sustituirla o minimizarla. Por ello, cuando la máquina cuántica detecta tu mal escondido, te vende "productos naturales" que pueden curar el problema hallado por el aparato milagroso. Es una fórmula mágica: la tecnología descubre el mal dentro de ti y, en medio de la desesperación, el poder de la naturaleza te salva.

Ninguna de las personas que operan la máquina te dice que acudas al médico. Solamente Fabiola lo hizo cuando la máquina cuántica encontró que su hijo menor de edad tenía un problema en el corazón. Después de llevarlo a varios médicos, afortunadamente, se confirmó que el niño no tenía nada. Estaba sano y su corazón también. Fabiola suspiró aliviada luego de no dormir varias noches a causa de la angustia.

Desde que la máquina se equivocó con el hijo de Fabiola, la prohibieron en algunas jornadas sociales de la administración pública dirigidas a trabajadores.

Sin embargo, otras máquinas cuánticas (son varias) siguen estando presentes adonde son invitadas por su fama milagrosa de detectar lo "que los médicos no te dicen". Posterior a su uso, muchas personas llegan a casa con la honda angustia de saber que algo malo tienen, aunque no sea verdad. Parece ficción, pero ocurre hoy en Caracas en pleno siglo XXI.

 

Manuel Palma

@mpalmac


Noticias Relacionadas