Hablemos de eso | El Parlamento Europeo
16/07/2023.- El Parlamento Europeo (PE) está constituido por 751 diputados de los 27 países que constituyen actualmente la Unión Europea. Está organizado en siete grupos políticos:
1. El mayoritario, con 182 diputados, es el grupo del Partido Popular Europeo, que suele identificarse como de "centroderecha", sobre todo a partir del florecimiento de las formaciones políticas de ultraderecha. Reúne partidos conservadores, aunque normalmente favorables al europeísmo, es decir, al fortalecimiento de la Unión Europea.
2. Le sigue en número de diputados la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, con 154 parlamentarios; agrupa partidarios de los derechos sociales, siempre que no irriten al capitalismo; un integrante es el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
3. El grupo Renovar Europa, de los simpatizantes de Macron y otras asociaciones similares, tiene 108 diputados.
4. Siguen Los Verdes/Alianza Libre Europea, con 74 diputados. Ahí se reúnen ecologistas e independentistas de varios países europeos y suele identificarse como de centroizquierda.
5 y 6. Dos grupos de la ultraderecha, con un discurso nacionalista, muchas veces añorante de pasados coloniales, con un claro sesgo antiinmigratorio, partidarios de la islamofobia y la familia patriarcal. Aunque suelen despotricar contra las élites, se han posicionado como alternativa radical para la conservación del capitalismo. De este lado del Atlántico se identifican con Trump o Bolsonaro. Estas agrupaciones son: Identidad y Democracia, con 73 diputados, y los Conservadores y Reformistas Europeos, con 62. Muestran escepticismo sobre la Unión Europea y buscan afirmar las políticas de un nacionalismo contrario a la multiculturalidad.
7. La séptima organización es el Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica, que reúne a luchadores anticapitalistas, partidarios de la búsqueda de alternativas al neoliberalismo y ecosocialismo. Tienen 41 diputados de los 751.
Hay, además, 57 diputados y diputadas que no forman parte de ninguno de los colectivos anteriores. Como puede verse, el panorama político europeo reflejado en la composición de su Parlamento es marcadamente de derecha, y los extremistas suelen empujar y forjar fáciles alianzas con el Partido Popular Europeo y arrastrar eventualmente a otros bloques. Si además incorporan a Renovar Europa, suman 57 % del Parlamento.
Indagando sobre el Parlamento Europeo, me encuentro con que este ha creado una comisión especial sobre la interferencia extranjera en todos los procesos electorales de la Unión Europea, incluidas las actividades de desinformación. Cuenta la página del grupo Socialismo y Democracia (Socialist & Democrats, S&D) que la comisión fue creada como reacción a la creciente evidencia de injerencia extranjera que afecta las elecciones europeas y, en particular, señala una lista de amenazas: 1) campañas de desinformación a gran escala; 2) ciberataques dirigidos a debilitar la infraestructura electoral; 3) operaciones de pirateo y filtrado contra personajes públicos; 4) utilización de trolls y bots en internet para difundir "noticias falsas"; 5) llegar a un público objetivo muy específico de comunidades vulnerables, y 6) financiación ilegal de fundaciones y partidos políticos.
Cualquiera que lea hasta aquí se preguntará cómo un Parlamento que se preocupa por la interferencia extranjera en los procesos electorales de sus países no tiene la misma aprensión para intervenir en el proceso electoral y en la vida política de otros países. El Parlamento Europeo tiene una larga y triste historia con relación a Venezuela, cuya degradación ha sido uno de los objetivos más queridos del Partido Popular Europeo, en particular del español y sus queridos e impresentables amigos de VOX, del bloque de ultraderecha transnacional. Ese Parlamento jugó un papel preponderante en la promoción de las medidas coercitivas contra nuestro país, tomadas por la Unión Europea en 2017 y profundizadas en 2019 y 2020. El PE entregó en 2017 su premio Sajarov a la oposición venezolana y fue la primera institución europea en reconocer a Juan Guaidó como supuesto presidente interino. Entre 2014 y 2021 emitió catorce resoluciones sobre Venezuela, intentando dictar cátedra sobre elecciones y sobre nuestra Constitución, en un claro ejercicio de injerencismo.
De cada una de las "amenazas" que investiga sobre la interferencia extranjera en elecciones europeas, en Venezuela tenemos un rosario. Somos víctimas de una sistemática campaña de descrédito solo igualada por la desatada contra Rusia, aunque con nosotros ha sido más larga. Medios y agencias de noticias europeos que presumen de su ponderación se desatan cuando de demonizar al gobierno y al Estado venezolanos se trata. Y los políticos europeos abundan en descalificaciones y en la repetición de informaciones falsas. Se arrastran con toda libertad los nombres de personajes públicos venezolanos; se financian canales, bots y trolls, se arman noticias falsas sobre noticias falsas, contando con el efecto de otras noticias falsas o tergiversadas. Se financian fundaciones y partidos políticos con todo desparpajo, hasta el punto de reconocer a un farsante como representante del poder legítimo. Mientras, se plantean con toda arrogancia exigencias a las autoridades verdaderas y democráticamente electas. Las Embajadas europeas asesoran y financian proyectos "en terreno" para intentar mellar la Revolución Bolivariana en sectores específicos de nuestras zonas populares.
Y no se quedan en campañas y acusaciones, en dar crédito a organizaciones que en Venezuela pueden ser hasta desconocidas, sino que también han apoyado la violencia. Si se les escucha, uno se imagina a Venezuela, al régimen, a Maduro, como los grotescos salvajes de las novelas que cantaban el colonialismo. Prácticamente, todos los países de la Unión Europea tienen como orgullo imperial lo que, para este otro lado del mundo que compartimos con África y Asia, ha sido colonialismo duro y crudo, pagado con sangre y humillación.
Los datos de la vergonzosa actuación del Parlamento Europeo contra Venezuela los extraigo de un artículo de la señora Paula Lamoso y de Stelios Stavridis. Se titula El Parlamento Europeo como tribuna moral internacional: el caso Venezuela. ¿Y quién los nombró a ellos como "tribuna moral internacional"? No consideran a nuestros países como "naciones civilizadas". Simplemente, creen que no calificamos. La mentalidad colonialista es así y funciona como mentalidad colonizada y servil para algunos y algunas de acá.
Nos hemos alzado sobre nuestros propios pies y reclamamos nuestro propio lugar. Solo de igual a igual puede haber amistad.
Humberto González García