En este valle seguimos: Caracas cumple 456 años
Entre los grandes méritos históricos que acumula Caracas en sus 456 años destaca su papel protagónico en el proceso de Independencia nacional y continental
25/07/23.- Asentamientos humanos había en este hermoso valle desde mucho antes de 1567, pero ya sabemos que nuestra historia la han escrito los conquistadores y quienes han repetido sus relatos. Así que, para efectos de celebrar el cumpleaños hay que remitirse a ese 25 de julio del año citado, cuando el grupo invasor decretó la fundación de Santiago de León de Caracas.
No fue ningún encuentro amable como lo han querido pintar muchos desde aquellos tiempos hasta los actuales. Los pueblos originarios que habitaban estas tierras se opusieron al despojo y por ello pagaron con sus vidas o fueron obligados a replegarse a otras regiones.
Los españoles ponderaron el valor estratégico de estos valles, tal como ya lo habían hecho los indígenas Caracas. Entendieron que la sólida cadena montañosa que tenía su estribo norte junto a las olas del Caribe era una genuina fortaleza natural. Apoderarse del lado sur era garantía de resguardo ante los previsibles ataques marinos, a cargo de corsarios y filibusteros.
Batallaron durante bastante tiempo para tomar el control del valle, según lo dejaron registrado los cronistas de la época. Prueba de ello es que Caracas nace, como ciudad colonial, 69 años después del arribo de Cristóbal Colón a Macuro, en la península de Paria, y 68 luego de la fecha considerada oficialmente como el descubrimiento de Venezuela, esa en la que nos decían en la escuela que Américo Vespucio había visto los palafitos de los añú en el Zulia y había hablado de una Pequeña Venecia.
Para lograr el objetivo de fijar un enclave en este punto geográfico, tuvieron los conquistadores que realizar varios intentos en los que se mezclaron el carácter sanguinario de algunos españoles y las habilidades especiales de personajes como el margariteño Francisco Fajardo, a quien se le encomendó la misión de tratar de conciliar con los líderes indígenas, aprovechando el hecho de que él mismo era mitad español y mitad guaiquerí.
Fajardo, de acuerdo con el relato conocido, inició su maniobra fundando una localidad en la costa de La Guaira, por los lados de Caraballeda, y desde esa base de operaciones emprendió el ascenso hacia el territorio apetecido. El acto de fundación, sin embargo, estuvo a cargo del español Diego de Losada.
Después de fundada la ciudad no cesó la resistencia indígena. Las poblaciones desplazadas intentaron recuperar sus espacios vitales, mientras los españoles buscaron expandir sus dominios, construyendo estructuras y estableciendo sus siembras en las fértiles y muy bien regadas tierras en las riberas del Guaire y de las incontables quebradas afluentes del río.
La privilegiada ubicación de Caracas (cerca del mar, pero protegida; en la mitad del territorio, visto de este a oeste) hizo que ganara favoritismo para ser la capital de la Provincia de Venezuela, un privilegio que habían tenido Coro y El Tocuyo. Ya para 1577, apenas diez años después de su fundación, se le otorgó ese rango.
Desde entonces, Caracas cedió su condición de capital a Valencia, Maracay y Angostura, por breves lapsos, debido a los vaivenes de la guerra de Independencia.
También perdió el rango durante la integración de la llamada Gran Colombia, cuyo gobierno central radicó en Bogotá. Al disolverse, Valencia volvió a ser transitoriamente la capital de la República de Venezuela, igual que en 1858, luego de la Revolución de Marzo.
En el tiempo de Juan Vicente Gómez, Caracas se vio opacada por Maracay, la ciudad favorita del dictador. Y por el bicentenario de la Batalla de La Victoria, esta ciudad aragüeña fue la capital del país por un día, el 12 de febrero de 2014.
Entre los grandes méritos históricos que acumula Caracas en sus 456 años destaca, sin duda, su papel protagónico en el proceso de Independencia nacional y continental. Aunque antes del alzamiento de los mantuanos caraqueños se habían producido numerosos movimientos de rebelión en otras regiones, a cargo de líderes indígenas, negros, mestizos y blancos criollos, fue la acción de abril de 1810 la que quedó signada para la posteridad como “el ejemplo que Caracas dio”.
Relacionado con ese gran logro está la gran suerte de haber sido el terruño del Precursor Francisco de Miranda, del Libertador Simón Bolívar y de una parte importante de la pléyade de los próceres nacionales.
Durante el resto del siglo XIX, el carácter capitalino de Caracas la hizo ser el objetivo de conquista por parte de los muchos movimientos insurreccionales. Tomar la ciudad equivalió a asumir el poder para caudillos de diversos orígenes. Las guerras civiles que asolaron el país mantuvieron a la ciudad bastante estancada hasta el último tercio del siglo, cuando un caraqueño, Antonio Guzmán Blanco, se propuso convertirla en una verdadera capital, asumiendo como modelo a París. Varias de las edificaciones del Casco Histórico datan de esa época.
En el siglo XX, el petróleo ayudó a la urbe a ponerse pantalones largos, en especial durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, un tachirense animado por ideas desarrollistas. Buena parte de la infraestructura vial y de los íconos arquitectónicos de la ciudad se realizaron o fueron concluidos en ese tiempo políticamente nefasto.
Luego del derrocamiento de Pérez Jiménez y hasta la fecha, Caracas ha crecido tanto en el sentido formal como en el informal. El valle propiamente dicho se hizo estrecho y la ocupación humana avanzó hacia las zonas altas con una desigualdad que llega a ser incluso semántica: los barrios pobres tomaron los cerros y las urbanizaciones de clase media y alta se atrincheraron en las colinas y las lomas. En ese contraste radical, en esa permanente contradicción económica y humana seguimos hoy luchando en este aguerrido y glorioso valle.
Los rastros de la guerra
Caracas estuvo bajo el asedio de José Tomás Boves y sus hordas genocidas durante la guerra de Independencia, al punto de que hubo de ser abandonada en 1814, con la Emigración a Oriente.
Luego, a lo largo de la historia republicana, fue constante objetivo de quienes pretendían tomar el poder, por lo que ha sido siempre una plaza militar de primer orden.
En nuestros tiempos, otras guerras han tenido a la ciudad como foco. En 1989, ardió en las protestas largamente acumuladas del Caracazo, y luego se hundió en una despiadada represión contra los sectores populares.
En febrero de 1992, Caracas fue el centro de una insurrección militar que fracasó pero mutó en la semilla de un giro político fundamental en la historia contemporánea venezolana.
En 2002, la capital concentró la atención a escala global, primero por un clásico golpe maquinado por Estados Unidos, pero luego con un evento por completo inusual: el contragolpe civil y militar que repuso en su cargo al presidente Hugo Chávez.
La guerra, con sus nuevas y perversas formas, ha retornado contra el país con medidas coercitivas unilaterales, bloqueo, intentos de invasión y fallidos magnicidios y golpes de Estado. La ciudad ha sobrevivido a todo. Se le ven las cicatrices, pero siempre prevalece el buen ánimo, las ganas de seguir adelante, el chiste y el baile. Por fortuna.
CLODOVALDO HERNÁNDEZ / CIUDAD CCS