31/07/2023.- Aunque no creí en cuentos de hadas, me duele el periodismo. Escogí desde temprano este oficio. Fue por comodidad, porque podría vivir de escribir y porque sentí que sería una herramienta para hacer más humana la vida de la gente.

Escribir no fue fácil. Las palabras tienen su manera de actuar y a veces dicen lo que uno no pensó decir. Que digan las primeras frases y que se ordenen en la página es un ejercicio que agobia.

Como herramienta, tenía sus tropiezos. Resulta que, habiendo nacido como un producto del capitalismo, ha estado dominado y ha sido dictado por quienes tienen el dinero para instrumentalizarlo.

No por ello dudo de los numerosos ejemplos de que sí ha sido posible un periodismo libertario y de cambio. Figuras vitales de ese ideal de todo el mundo, Bolívar, Marx, Martí, Fidel y Chávez, entre otros, entendieron el papel emancipador que podía ejercer.

Pero estoy convencido de la certeza del brasilero Adelmo Genro Filho, al afirmar, en su libro La pirámide invertida, que el periodismo y la publicidad son los dos productos ideológicos que inventó el capitalismo.

En América Latina, ha habido gloria en la lucha de los periodistas por hacer que este oficio fuera muy digno. El acumulado de esta historia tiene aún hoy expresiones orgánicas, como la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap). Sin embargo, no nos falta la experiencia del secuestro de algunos organismos, como el Colegio Nacional de Periodistas, ganado por los defensores de las malas praxis.

Este que vivimos es un muy mal momento del periodismo. Decenas de miles de periodistas no aceptan comentarios al periodismo que ejercen, al que defienden porque supuestamente cualquier crítica contra ese ejercicio constituye un ataque a la libertad de expresión. Esa misma gente permanece callada cuando Estados Unidos pretende condenar a Julian Assange por revelar los crímenes de guerra perpetrados por ese país.

En Europa, es el mismo periodismo que con entusiasmo divulgaba falsas noticias sobre supuestos financiamientos de Venezuela al partido Podemos, en España. Ese mismo gremio silencia las pruebas de que tales mentiras las forjaron unos pocos periodistas para favorecer a la derecha española.

No sé si el periodismo va a sobrevivir. Me gustaría que así fuera. No creo que comunicadores y periodistas sean sinónimos. Tampoco defiendo qué es mejor. El periodismo tiene sus métodos específicos de trabajo y de presentación de los resultados. Que sobreviva el periodismo depende de las y los periodistas.

Freddy Fernández

@filoyborde