Punto de quiebre | Detención de 33 homosexuales
Se anuncia con bombos y platillos
01/08/2023.- Las autoridades mostraron en una mesa todo lo incautado al grupo peligroso: cédulas, celulares y unas dos docenas de preservativos.
No, las declaraciones del Ministerio Público no tienen nada que ver con la inteligencia artificial. No se trata de un error. Quienes lo hicieron eran funcionarios (judiciales y policiales) de carne y hueso, aunque usted no lo crea. Lo hicieron sin el menor asomo de vergüenza y obvio es que no hay arrepentimiento.
Cual si fueran temibles delincuentes, secuestradores, terroristas u homicidas, treinta y tres ciudadanos fueron detenidos, llevados a un comando policial, reseñados, puestos a la orden del Ministerio Público, imputados y, posteriormente, privados de libertad por un tribunal.
La reseña enviada por Fiscalía y que circuló en los medios de comunicación estuvo acompañada por una foto que pone los pelos de punta. En la mesa estaban las cédulas de los peligrosos imputados, pero no había armas, fusiles ni granadas. No, había unas dos docenas (sí, unas dos docenas) de condones. Sí, condones, preservativos. Imagínense qué peligro.
Los ahora imputados fueron detectados, gracias a arduas labores de inteligencia, en una fiesta que se celebraba no en un lugar público, como una plaza, por ejemplo, sino en un club privado, un sauna. Todos pertenecen a la comunidad LGTBIQ+. Es probable que cuando entró la policía —que, por cierto, lo hizo sin orden judicial alguna, es decir, violaron la ley, por lo que tranquilamente pueden ser llamados delincuentes—, algunos de los "peligrosos criminales" estuvieran besándose unos con otros y otros, a lo mejor, haciendo el amor en un cuarto oscuro o masturbándose. Eso aumentó la ira de los ejecutores.
La lógica y el deber ser indicaba que los ahora imputados nunca deberían haber sido imputados, pero los ejecutores de la "ley", probablemente homofóbicos en potencia, decidieron saltársela y los acusaron de ultraje al honor, pese a que el código establece con claridad que este delito ocurre cuando es cometido en un lugar público: la calle, una plaza.
Y, como quizás pensaron que ese delito era muy gafito, se buscaron uno más gafo todavía, como lo es la "contaminación sónica", que, en el peor de los casos, sería una falta, digna de ser castigada con un regaño una amonestación. Para rematar, los tildaron de agavilladores, es decir, cuando se asocian dos o más personas con el fin de cometer delitos. O sea, que ellos (los policías y fiscales) también son agavilladores, porque se unieron varios para cometer delitos. Pero ellos son la ley, la autoridad.
Treinta de los treinta y tres detenidos fueron "beneficiados" con una medida cautelar de presentación cada quince días en el tribunal por un lapso de seis meses. Casi que les colocan prohibición de acercarse a cualquier hombre en la calle, pero no se atrevieron a tanto.
Los otros tres serán puestos en libertad, pero cuando paguen una fianza. Ellos son el dueño del club privado y dos masajistas, sí, masajistas, que a lo mejor cometieron el pecaminoso acto de masajear a personas de su mismo sexo.
Wilmer Poleo Zerpa