La miss Celánea | #TodosSomosBarbie
05/08/2023.- En Venezuela, cuando uno quiere ir al cine, pocas son las opciones si no se quiere dejar pegada la quincena en el intento. En las salas privadas, pertenecientes casi todas a las compañías Cines Unidos y Cinex, las entradas más económicas están alrededor de los tres dólares (exceptuando los tradicionales lunes populares), y aunque esto parezca un precio medianamente accesible, pocos son los bolsillos capaces de sobrellevar con estoicismo una salida familiar. Más aún cuando eso de "darle un gustico a los niños" implica caer presa del criminal negocio de las cotufas y chucherías. Un combo cualquiera de cotufas con refresco para compartir entre dos personas tiene un valor referencial de diez dólares. De ahí para arriba, lo que usted se quiera imaginar.
Hace unos días, en el marco del estreno de la película Barbie, una mujer denunciaba en redes sociales que quiso cambiar el refresco de su combo por una botellita de agua mineral y no le permitieron hacerlo. Como opción, quiso comprar el agua y las cotufas solas, pero tampoco era posible. Según políticas del cine en cuestión, la mujer tenía que comprar el combo y, si era su gusto, renunciar al refresco, pero el agua tenía que pagarla porque sí. Insólito.
Aun así, en este país de gente faramallera que somos, no nos pelamos una moda. Y no lo digo exactamente con orgullo. Me parece una cosa digna de ser estudiada: desde el estreno de la película de marras, que al parecer no es ni infantil ni juguetona, como muchos pensaban, las salas de cine no han dejado de estar abarrotadas. El ejército rosa lo conforman personas de todas las edades, colores, contexturas y estratos socioeconómicos que, convencidos de que su infancia tuvo algo parecido a un sentido gracias a la presencia de aquella muñeca flaca de ojos azules y cabello platinado, se han dispuesto a gastar lo mucho o poco que han podido no solamente en el cine y sus parafernalias, sino también en la producción de la indumentaria perfecta para tomarse la foto dentro de la caja fucsia y dejar registro de que #TodosSomosBarbie.
Mientras tanto, las funciones de la Cinemateca Nacional, con su casi siempre extraordinaria y muy diversa selección de películas, raras veces logra llenar media sala, y eso que la entrada es gratis.
Malú Rengifo