12/08/2023.- En el mundo actual ha nacido y se están potenciando momentos positivos que buscan un viraje de la guerra a la coexistencia pacífica. Sin embargo, los vientos de la confrontación mundial no han sido debilitados por los vientos de la paz y la seguridad internacionales. El legendario negocio de las empresas transnacionales, en contubernio con el complejo militar industrial (CMI) de Estados Unidos (EE. UU.), que se dedica a la venta de armamentos y equipos bélicos en todo el planeta, hace tambalear la acuciante necesidad de cambios y de reestructurar las relaciones internacionales.

El conflicto bélico existente entre dos países eslavos, Rusia y Ucrania, fue provocado por EE. UU. con el consentimiento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tras la figura de una guerra subsidiaria. A estas alturas de la política mundial, EE. UU. no ha entendido que Rusia ya no es la Unión Soviética (URSS), a la que querían hacer trizas por empinarse con el socialismo. Ahora Rusia es un gran país capitalista que ingresó al mundo de la libre competencia de mercado, con las diferencias de ideas y modos de vida, de verse en la transformación del mundo dentro de la órbita del respeto y las responsabilidades en el marco del derecho internacional.

¿Qué hay que hacer para que expire la idea de una guerra mundial, convencional o nuclear? El presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, considera junto al presidente de la República Popular China, Xi Jinping, que la era hegemónica de unos pocos países de Occidente es cosa del pasado. Así lo expresó hace poco en San Petersburgo en la clausura de la Segunda Cumbre Rusia-África ante la gran mayoría de los países africanos, cuyos mandatarios se ofrecieron como mediadores, conscientes de la urgencia de dar solución al problema sobre la confrontación bélica en Ucrania, la cual podría extenderse peligrosamente a toda Europa.

Lo de cesar el enfrentamiento militar entre Rusia y Ucrania no es solo la mayor aspiración de los pueblos del continente europeo. Estos están sometidos a una economía de guerra por completo inadmisible, que está causando daños por razones políticas imperialistas de Occidente y de predominio mercantilista de las élites financieras del planeta. Mercantilismo que invade corrosivamente el bolsillo de la población de las trabajadoras y los trabajadores del viejo y nuevo continente.

La única alternativa para salvar el porvenir político, económico y social de la nueva época mundial es la promoción de un nuevo diálogo, celebrarlo, sanearlo y sacarlo de los atolladeros que pudieran contaminarlo. Esta es la máxima aspiración de la población del planeta para evitar lo impredecible.

J. J. Álvarez