Memorias de un escuálido en decadencia | Día
17/08/2023.- —¡No te atores y come despacito! Alex Fernández —anoten ese nombre que acaba de pasar a la historia— el 12 de este agosto de calores y rumores, le entregó las llaves de la ciudad de Miami a nuestro presidente interino en el exilio, a Juan —de pie y con aplausos— Guaidó. Y, no contento con eso, también declaró ese 12 de agosto como el Día de Juan Guaidó. La vergüenza la mandamos al carajo de una vez. Ya no tenemos límites. Esa vaina de entregarle las llaves de la ciudad a ese carajo, que se fue solo, fané y descangallado para Miami, no tiene sentido común; sentido del humor sí tiene, que jode. Un carajo que lo tuvo todo. Tuvo al compañero Trump, que lo llevó a la Casa Blanca y le dio una nalgadita diciéndole: "En ti confío". Tuvo al Grupo de Lima, un combo de países amigos que lo reconocieron como Presidente de lo queda de país, y este gran carajo no hizo nada. Fue tanta su nulidad que el embajador de Francia en el país, un tal Nadal, después de haberlo apoyado tanto gritando "libertad, igualdad, fraternidad", decidió volver a Francia con una cara de fracasado a tiempo completo. Y ahora esta noticia no se puede dejar pasar por debajo de la alfombra. Los chavistas, cuando vieron ese día, se arrecharon y comenzaron a decir que era el día de la corrupción. No, amigos, el día de la corrupción es todos los días, a menos que quieran celebrarlo el 12 de agosto todos los años, así sí. Pero, en verdad, nosotros ya perdimos el rumbo. Ese hombre no va para ninguna parte. Ahora se dedicará a vivir de lo que robó por todas partes, menos por una que lo une al cielo. Se sacó el gordo. Miami nos ha apoyado mucho a nosotros, allá están clavadas y sembradas nuestras raíces desde que esta dictadura decidió acabar con todo progreso. Allá también están los compañeros cubanos —los buenos, claro—, resistiendo a la dictadura cubana, como están los compañeros nuestros, pero la manera que tiene el interino de resistir es muy distinta a la que tiene la mayoría, es decir, él resiste a punta de dólares robados a Monómeros, Citgo, las ONG y las ayudadas humanitarias que se quedaron en la nevera de Fabiola. En Venezuela nadie celebró ese día. Tanta gente que había aquí reconociendo como presidente interino al compañero Guaidó, y nadie salió ese día con la bandera de Estados Unidos a celebrar. A lo mejor, es la primera vez que un venezolano recibe las llaves de Miami y también la primera vez que le decretan un día. Anoten esa fecha para que el año que viene celebren en grande el día que me quieras.
Mientras tanto, Embajada Radonski sigue recorriendo el país. Ya tiene un guía que lo lleva de la mano por los estados y pueblos venezolanos, para que no le pase lo que le pasó en la campaña pasada, que llegó a Chivacoa y dijo que estaba en Coquivacoa. Y en vez de Sapuara dijo Suapara. Juró que esas vainas no le iban a volver a pasar a pesar de que todavía le queda mucho pueblo por recorrer. También está arrecho, porque él dice que cuando perdió las elecciones él dijo que descargaran la arrechera contra la dictadura, y ahora andan por allí unos carajos, que a lo mejor son enviados por la dictadura, y están descargando la arrechera contra él cada vez que lo ven. Nosotros esperamos que, por favor, no saboteen al compañero Embajada Radonski, porque él se sabotea solo.
Lo que nos tiene locos es el tipo que ganó las elecciones primarias en Argentina, un tal Javier —Loco— Milei. Ese si es arrecho. Va a acabar con todo, empezando por el Estado y todos los ministerios e instituciones que lo conforman. Ya hay unos carajos aquí que quieren hablar como Milei y decir las mismas vainas. Nos ganó de mano el Loco Milei. Ese es el lenguaje para ganar. Lo que pasa es que si llega a ganar e intenta hacer el montón de vainas que prometió, no va a poder gobernar. Por ahí salió hablando maravillas de Margaret Thatcher, sin importarle un carajo la guerra de las Malvinas. Es más loco que Ismael —Talanquera— García ese carajo.
El papá de Margot estaba sentado en la sala cuando escuchó en la televisión que anunciaban el Día de Juan Guaidó en Miami. "¿Cómo es la vaina?", gritó. Se puso de pie y se acercó a la pantalla y allí vio cuando el comisionado y concejal de Miami, Alex Fernández, le entregó las llaves de la ciudad. Ahí, el papá de Margot siguió preguntando: "¿Las llaves de la ciudad también?". Apagó la televisión y giró hacia el cuarto y se marchó diciendo: "¿Dónde queda nuestra vergüenza, carajo?". Y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: "Te negaron las llaves de la ciudad, muérgano".
—Ayúdame, Dios mío... —me canta Margot.
Roberto Malaver