Brics, una cumbre que estremece al mundo

Los cinco países fundadores ya no son las naciones secundarias que iniciaron sus reuniones hace 20 años. 

 

La coalición internacional podría desbancar en cuestión de pocos años, tal vez de meses, al todopoderoso G-7 y ponerse por encima incluso del G-20.

22/08/23.- Ya no son potencias emergentes. Al menos dos de ellas son potencias emergidas, de primer nivel. La principal, China, ha derrotado económicamente hablando a los países occidentales; la segunda, Rusia, está imponiendo su poderío militar en una guerra que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se niega a disputar directamente y tampoco quiere reconocer como perdida. Para completar, la Cumbre de los Brics se realiza en África, un continente en ebullición, donde las metrópolis coloniales europeas y Washington empiezan también a mostrar el signo del fracaso dibujado en la cara.

Otros dos gigantes territoriales y de población, India y Brasil, completan el quinteto. Pero quizá lo más significativo en cuanto a los países miembros es la cola que se ha formado para llenar planillas de solicitud de ingreso. Veintitrés naciones están en la lista de espera y entre ellos hay de todo un poco, tanto en lo político como en lo económico, lo cultural y lo religioso.

Los Brics ya no son ese grupo de países grandes pero secundarios que comenzaron a reunirse a principios de siglo, con una idea medio loca en mente, sino la coalición internacional que podría desbancar en cuestión de pocos años, tal vez de meses, al todopoderoso G-7 y ponerse por encima incluso del G-20, los clubes exclusivos de los países ricos.

Las agencias de noticias y los grandes medios de comunicación de Estados Unidos y Europa dicen que el Grupo Brics se reúne por primera vez después de la pandemia y que allí están las economías emergentes. Claro, es la visión que mantienen las potencias reinantes, porque esas agencias y esos medios son de dichos países, representan sus intereses. Es una sutil manipulación porque ya los Brics no son lo que eran cuando se comenzó a hablar de ellos, hace 20 años. Ni el mundo unipolar gobernado a su antojo por Estados Unidos es el mismo de hoy.

En la reunión de Johannesburgo se abordaron temas clave de la geopolítica actual y, sobre todo, del planeta del futuro. La incorporación de miembros al grupo es uno de esos puntos cruciales. La desdolarización es el otro. Ambos tienen al llamado Occidente Colectivo en máxima alerta, por no decir que en estado de pánico. Todo indica que no es una cumbre más. Está lejos de serlo. Es un paso contundente hacia la conformación de un mundo multipolar. El mismo mundo, por cierto, que tanto prefigurara el Comandante Hugo Chávez.

La posibilidad de establecer una moneda Brics para las transacciones entre los países miembros y basada en el patrón-oro sería un torpedo a la línea de flotación del imperio estadounidense, que ha basado su poderío en la preeminencia del dólar como moneda de intercambio internacional y que, desde la década de los 70, no está respaldada en el metal dorado, sino únicamente en la “buena fe” de las élites hegemónicas de Estados Unidos.

Los gobiernos Brics han ido con paso firme y declaraciones cautelosas, dando ejemplo de buena diplomacia. El presidente chino, Xi Jinping, ha dicho que la intención no es destruir y desaparecer al dólar, sino que las monedas de sus países puedan intercambiarse en pie de igualdad.

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha agregado que el proceso de desdolarización es irreversible y ya se observan signos de su avance en el mundo.

Los altos voceros, sin embargo, siempre subrayan que el dólar seguirá ejerciendo dominio en las transacciones internacionales por un tiempo aún no determinado. No quieren tampoco causar oleadas de terror en el comercio mundial, que afectarían su propio desarrollo.

En todo caso, se espera que en una primera fase, la desdolarización se concrete sin muchas demoras para las transacciones entre los cinco países Brics, un salto nada desdeñable, dada la magnitud de los aparatos económicos involucrados.

Los líderes del Brics han sido cautelosos, pero van con paso firme.

 

Por otro lado, el crecimiento del número de países puede convertir a los Brics en el antagonista de peso que tanto le ha faltado al bloque Estados Unidos-Unión Europea desde la caída de la Unión Soviética.

Los candidatos a ampliar la nómina Brics tienen una gran variedad de potencialidades que podrían complementar las ya de por sí atractivas características del grupo tal como está. Países petroleros y gasíferos; productores agrícolas a gran escala; mineros, con potencial nuclear, con posiciones geográficas estratégicas y con desarrollo tecnológicos en áreas específicas, conforman el espectro de los candidatos a incorporarse.

En la histórica cumbre ha quedado definida la ruta para tramitar esas incorporaciones, un avance sustancial que podría mostrar resultados rápidos, como los requiere un mundo en vertiginoso proceso de cambio. Los representantes de las cinco naciones aprobaron un documento que contiene las pautas y principios, así como el proceso que deberán seguir los candidatos a formar parte de la alianza.

Veinticinco naciones han solicitado unirse al bloque, y de ellas, 23 ya formalizaron la solicitud: Argelia, Argentina, Bangladés, Bahréin, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Egipto, Etiopía, Honduras, Indonesia, Irán, Kazajistán, Kuwait, Marruecos, Nigeria, Palestina, Arabia Saudita, Senegal, Tailandia, Emiratos Árabes Unidos, Venezuela y Vietnam.

El potencial de Brics adquiere especial relieve con la entrada en escena del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), cuya dirección ha sido confiada a la expresidenta brasileña, Dilma Rousseff, en un gesto cargado de significados, si se considera la forma como ella fue depuesta de su cargo y el proceso de retrogradación que experimentó Brasil a partir de entonces.

El NBD también tiene su lista de espera de 15 países que esperan convertirse en accionistas. Otra prueba de que el mundo multipolar también podría romper la dictadura de los organismos financieros de occidente, cuyos planes de ajuste han causado tantas desgracias en el sur global.

Venezuela ofrece mucho


Según un estudio del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), Venezuela ofrece grandes atractivos para ser admitida en el Grupo Brics.

Por ejemplo, en el renglón de hidrocarburos, la incorporación tendría importantes repercusiones. Los cinco países actuales controlan 8,7% de las reservas mundiales de petróleo, pero con Venezuela subirían a 26,2%. Y si se suman dos gigantes petroleros asiáticos, Arabia Saudita e Irán, se elevará a 35,3%.

En el caso del gas, Brics pasaría de 25,2% a 28,6%. “En suma, la adhesión venezolana catapultaría a los Brics como potencia petrolera”, expresa el informe.

Mientras tanto, Venezuela podría tener grandes beneficios al incorporarse al mecanismo, entre ellos el acceso a vías financieras para eludir las medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo de Estados Unidos. Igualmente se podría aspirar a una diversificación de los mercados para la exportación de bienes no petroleros y para la importación de otros, como las medicinas de India.

El Celag advierte también acerca de los riesgos: “La adhesión de Venezuela a los Brics puede aumentar las tensiones con Estados Unidos: más sanciones, guerra híbrida, desestabilización política y económica y presiones en foros internacionales. También puede ser leído como el avance de China y Rusia en la región, que según las estrategias estadounidenses, constituyen la principal amenaza para su seguridad nacional”. 

CLODOVALDO HERNÁNDEZ / CIUDAD CCS

 


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