Al derecho y al revés | ¡Fuera la polarización de los Brics!

30/08/2023.- Mientras escribía esta columna, una nota falsa llegó a mi correo.

Nada extraño en tiempos donde la mentira prolifera, y más lo hará en el futuro en tanto nuestras legislaciones sigan viendo el embuste como "otra herramienta en la lucha por la vida".

El bulo se relacionaba con el presunto rechazo del presidente Alberto Fernández a la admisión de Argentina entre los Brics. Por supuesto, al revisar la veracidad de tamaña mentira nos enteramos de que era otra arma arrojadiza a poco de las elecciones en ese país.

Sobre el tema admito que por más burda que fuera esa fake news fue bien construida para hacer algún daño en medio de una campaña electoral bastante polarizada.

Del embuste rescato que fue basado en una verdad como es que entre el presidente Alberto Fernández y la vice Cristina Fernández hoy no reina precisamente una amistad siquiera política.

La otra verdad es que el país austral —tal vez el más europeo de América, con una colección de Premios Nobel y una población bastante culta— a cada rato sorprende por las boberías que cometen los argentinos.

No en balde un grande de ese país como fue el escritor Jorge Luis Borges culpaba a otro grande compatriota como fue Carlos Gardel "por haber rebajado el recio carácter del cuchillero bonaerense hasta convertirlo en pobre diablo y llorón por una mujer".

Machista el escritor, pero lo cierto es que el bulo de los Brics en el primer momento lucía "posible", sobre todo en un país que hace dos siglos competía con los Estados Unidos y ahora termina endeudado y con la industria en el suelo.

Pero en materia de polarización todo es posible porque cuando la pugna política se circunscribe a decir que los de uno son "buenos" y los del adversario son "malos", hasta las buenas oportunidades se pierden.

Por ejemplo, los Brics, que en Venezuela se ha tomado como un asunto politiquero, cuando la realidad del análisis muestra que es un tema nacional en el que pueden concordar gobierno, oposición e independientes.

Y pongo como ejemplo de la oportunidad perdida tanto el silencio de la oposición sobre el tema como los comentarios partidistas del amigo don Mario Silva, diputado y ancla de un programa que se pasa en el canal del Estado.

Para Venezuela, país de economía petrolera, a pesar de que llevamos más de medio siglo pregonando nuestro supuesto interés por "diversificar" lo que en los libritos donde estudié bachillerato llamaban "economía monoexportadora", es importante que no solo el petróleo sino hasta las alpargatas de lujo que una amiga pinta y exporta se paguen en una moneda distinta al dólar estadounidense.

El porqué es simple: basta con escuchar los noticieros para entender que a diario y desde que comenzó la guerra de los Estados Unidos contra Rusia en Ucrania, el Presidente yanqui anuncia ayudas de miles de millones de dólares para que se los embolsillen Zelenski y sus compinches.

Esa inmensa cantidad de dólares ni está presupuestada en la lista de partidas que anualmente, como en todos los países, ordenan los legisladores, ni tampoco tiene como contrapartida un presunto aumento de la producción de bienes en los Estados Unidos.

Aumento que haría entender la emisión de más billetes.

Al no ser así, es obvio que esa inmensa masa devalúa el dólar y crea inflación en EE. UU.

Lo de la inflación es asunto "de ellos", no nuestro.

Pero la devaluación de la moneda que se usa para comerciar el petróleo sí que es problema nuestro, a pesar de que la producción ahora no sea tan grande.

Viéndolo así, es un problema nacional cuya solución —ingresar a los Brics, por ejemplo— puede y tiene que ser apoyada por todos los venezolanos, los que hinchan por el gobierno, los que van a primarias y los que no nos entusiasmamos con esas elecciones.

De nuevo, visto así, el asunto debería ser fácil: que el presidente Maduro invite a la oposición y los independientes a apoyar nuestro ingreso, que hoy no pudo ser, y listo.

Lamentablemente, no es así: por una parte, merced a la polarización que todo lo estupidiza, la oposición se ha desentendido del tema y el gobierno lo vende como "una bondad socialista que el presidente Maduro quiere para el país".

Al menos así lo vendió el diputado Mario Silva el sábado pasado cuando afirmó, palabras más, palabras menos, que los Brics refinanciarían la deuda de Venezuela que viene de la Cuarta.

¡Por Dios, Mario!

Los Brics no le van a refinanciar nada a nadie, bájense de esa nube, y menos a intereses solidarios, como insistió el diputado.

Pero el ingreso de nuestro país al grupo, que ahora no se pudo, sí que es importante, y con mayor fuerza podremos tocar la puerta los venezolanos si al presidente Maduro lo acompaña al menos la parte menos obcecada de la oposición.

Es un tema para llevar resuelto a la próxima reunión de los Brics.

 

Domingo Alberto Rangel


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