Memorias de un escuálido en decadencia | Rosales
31/08/2023.- ¡Los abrazo con los brazos! Compañero Rosales, usted nació enmantillado. Esa foto donde se ve al lado de Embajada Radonski diciendo que usted lo apoya quedó del carajo. A usted se le ve esa cara de triunfador, en cambio, a Embajada Radonski se le ve una cara de fracasado. De submarino con telescopio. De Suapara. De chocolate nuevo. Todo eso se le nota al compañero inhabilitado Radonski, que quiere ganarle a María CM a como dé lugar, y lo pensó muy bien, ahí van los dos ligaditos. Embajada es el candidato para las primarias y después usted es el candidato para ganarle a la dictadura, y allá vamos con Mi Negra y los reales de Monómeros para que nos acompañen a ganar esta gira presidencial. Y ahora que Calderón —Embajador en Colombia— Berti está creando proyectos petroleros con el cisne negro de Ricardo Hausmann y otros, no hay que olvidar que ese hombre todavía anda asombrado porque cuando llegó a Monómeros se encontró allí con usted. Sí, compañero Rosales, según Embajador Berti, usted estaba ahí mandando y colocando gente. El susto fue tan grande que Calderón salió con la boca abierta a dar declaraciones y a decir que en Monómeros se acabó lo que se daba, y hasta la mamá del poeta López, la señora del cheque de Pdvsa a Julio —Matemático— Borges para que creara la Fundación Primero Justicia, la señora Antonieta Mendoza de López, cobraba 350 mil dólares por asesorar a la empresa. Es que en eso nosotros somos unos campeones. Decía, compañero Rosales, que Calderón salió a decir eso y muchas cosas más. Y, sin embargo, usted sigue duro ahí, como somos nosotros, duros como el hierro nacionalizado. ¡Cómo vamos a decir nosotros que hemos vivido mal! Y ahora, con su candidatura, nos preparamos para volver, volver, volver a los brazos del poder.
También se dice que la compañera María CM está hablando con el compañero Lorenzo —Harina— Mendoza para entregarle su candidatura si es ella la vencedora, es decir, que ese era el final y Lorenzo es el ligadito de María CM. Lo importante es que dejamos la violencia y esas pendejadas de seguir amenazando con que vamos a quemar gente —ya quemamos—, que vamos a guarimbear —ya guarimbeamos—, que vamos a dar golpes —ya intentamos dar golpes— y, por lo tanto, dejemos que la dictadura pelee contra ella misma, mientras nosotros, en silencio —porque sabemos que todo el mundo sabe quiénes somos—, de repente salimos ganadores. Es decir, dejemos que la dictadura se mate sola, y después nosotros, que fuimos tan sinceros, salimos a enterrar el cadáver de la revolución. Lo bueno es que ya aceptamos que las inhabilitaciones son legales. Así como también aceptamos aquellas tres frases que se nos quedaron grabadas en el corazón desde que el interino las pronunció cuando el compañero Trump lo juramentó desde Estados Unidos directo en la plaza Brión en Chacaíto: cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Uno escucha esas tres frases y se pone a llorar de la emoción, a pesar de que ya ni siquiera sabemos dónde carajos anda el compañero Guaidó dándose la gran vida consentida y Fabi con su nevera full.
El papá de Margot estaba viendo la televisión cuando vio a Manuel —Monómeros— Rosales al lado de Embajada Radonski y el locutor diciendo que Rosales apoyaba a Radonski. El hombre dio un brinco en el sofá y nos vio a Margot y a mí y gritó: "No me tiren serpentinas que ya el carnaval pasó. Antes el dictador me tenía loco, ahora la oposición me tiene loco de bola a bola". Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: "Bomba. Bomba. Tírenle una bomba a ese muérgano".
—Yo tengo ya la casita… —me canta Margot.
Roberto Malaver