Hablemos de eso | La Carta del Mandén
03/09/2023.- El río Níger tiene una longitud de 4200 km, esto lo ubica como el tercer río de África, tras el Nilo y el Congo. Nace en Guinea y recorre Mali, Níger, Benin y Nigeria, donde desemboca en el golfo de Guinea, en el océano Atlántico. Es el río madre de una región de África donde distintos gobiernos están desafiando el neocolonialismo francés. Justo Níger, el país, está amenazado por una incursión militar liderada por Francia, que espera ejecutarla a través de gobiernos "aliados" (más precisamente, subordinados).
En la cuenca alta del río Níger está el Mandén, tierra de los mandenke o mandinga. En 1235, una coalición de pueblos del Mandén, al mando de Sundiata Keïta, triunfa sobre el rey de Sosso, en la batalla de Kirina. En 1236, Sundiata convoca una asamblea general, donde se aprueba la Carta del Nuevo Mandén, que es la base fundacional del Imperio mandinga o Imperio de Mali.
Esta carta, calificada como una de las primeras constituciones, pretendía unificar el Imperio, que reunía a comunidades altamente heterogéneas, y fundar las bases de una paz duradera. Es un canto a la vida y la convivencia. Está escrita en forma poética y contiene siete estrofas, con los siguientes encabezados: "Toda vida es una vida", "El daño requiere reparación", "Practica la ayuda mutua", "Cuida de la patria", "Elimina la servidumbre y el hambre", "Que cesen los tormentos de la guerra" y "Cada quien es libre de decir, de hacer y de ver".
Uno de sus principios es el sanankuya, el sentido del humor. Institucionaliza la cultura de la tolerancia y la relación humorística de la coexistencia. Señala que "la vanidad es una muestra de debilidad y la humildad, una muestra de grandeza". Toma como principio la solidaridad: "Trataremos las dificultades juntos. Vayamos en ayuda de los que tengan necesidad de ella".
Entra en detalles sobre una organización social por clanes, pero eso no es lo que queremos ahora destacar. Sí, en cambio, los artículos sobre protección de las mujeres: "Nunca ofendas a las mujeres, son nuestras madres", "Las mujeres deben estar asociadas en todos nuestros gobiernos". O las disposiciones sobre la educación de niños y niñas: "La educación de los pequeños recae en el conjunto de la gente. Cualquiera debe cuidar y corregir a los niños". Una delicada disposición sobre el rencor: "Las mentiras que duran cuarenta años se deben mirar como verdades: no se admiten denuncias antiguas". O previsiones sobre el cuidado de la naturaleza: "Antes de prender fuego a un arbusto, no mires la tierra. Levanta tu cabeza y mira hacia la copa de los árboles".
Destaca también el respeto al extranjero: "Sundiata no olvida la hospitalidad recibida durante su exilio: que no hay traición en ti. Respeta la palabra de honor y no maltrates a los extranjeros". Respeto que se debe también al enemigo, a quien está prohibido humillar: "Mata al enemigo, no lo humilles, pues el hacerlo es cobardía".
Hay otra norma que se asocia a la propiedad y sus límites: "Hay cinco maneras para obtener la posesión de riqueza: compra, donación, intercambio, a través del trabajo y con la sucesión. El resto de las formas sin testimonio convincente son ilícitas". Hay una excepción: "Satisfacer el hambre no es hurto si uno no esconde cualquier cosa en su bolso", es decir, ser consciente de tomar para sí solo lo indispensable para paliar el hambre.
Esta carta sirvió de fundamento a un imperio que duró más de doscientos años. Un imperio tan rico, por cierto, que constituyó la admiración del mundo árabe y de los pequeños reinos europeos de entonces, que llegaron a tener noticia de su existencia.
La Carta del Mandén, proclamada en Kurukan Fuga, fue formulada en forma oral y encargada a preservadores de la palabra que la han conservado por cerca de ochocientos años. Fue incluida por la Unesco en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2009. Sin embargo, no es raro que pocos la conozcan fuera de África. Así es el mundo colonial que tenemos.
Humberto González Silva
centrodescolonizacionvzla.wordpress.com