Historia viva | La Carta de Jamaica: lecciones para hoy

06/09/2023.- Bolívar tenía 32 años cuando embarcó a Jamaica a reflexionar sobre los sucesos de la guerra civil que agotaban los proyectos liberadores y que de manera solapada la monarquía española promovía en tierra firme por factores aliados al imperio. Entre otros, estaba la cúpula de la Iglesia católica en Bogotá, donde hicieron campaña para desprestigiar al Libertador, igual que las intrigas dentro del propio ejército colombiano, que tuvo como líder militar a Manuel del Castillo y Rada en Cartagena.

Los españoles usaron los conflictos de castas en sus luchas de clases —lo que efectivamente enfrentó a los propietarios mantuanos, los esclavizados y los pardos libres— para hacer lo que siempre han hecho: dividir las fuerzas populares y menguar las fortalezas de los patriotas.

Los realistas, desde la incursión de Monteverde en 1812 con la llamada campaña de Reconquista, fulminaron la Primera República y desataron la más cruel jornada de exterminio de patriotas sobre el territorio de la provincia de Venezuela, dando origen a monstruos criminales como José Tomás Boves para la contraofensiva al ejército libertador, desde 1814. Boves aprovechó los resentimientos de los esclavizados contra los propietarios y generó un ejército de irregulares poderoso.

Desde Jamaica, Bolívar reflexionó sobre estos acontecimientos y señaló con respecto a la Nueva Granada:

Dos millones y medio de habitantes están esparcidos en aquel territorio, que actualmente defienden contra el ejército español bajo el general Morillo, que es verosímil sucumba delante de la inexpugnable plaza de Cartagena. Mas si la tomare, será a costa de grandes pérdidas, y desde luego carecerá de fuerzas bastantes para subyugar a los morígeros [moderados] y bravos moradores del interior.

En su diagnóstico geopolítico, indicó sobre Venezuela las atrocidades cometidas por los realistas y nos dejó una conseja aleccionadora de lo que los imperialistas son capaces de hacer una vez recuperados los territorios donde otrora vibraba el alma republicana:

Sus tiranos gobiernan un desierto; y solo oprimen a tristes restos que, escapados de la muerte, alimentan una precaria existencia; algunas mujeres, niños y ancianos son los que quedan. Los más de los hombres han perecido por no ser esclavos, y los que viven combaten con furor en los campos y en los pueblos internos hasta expirar o arrojar al mar a los que, insaciables de sangre y de crímenes, rivalizan con los primeros monstruos que hicieron desaparecer de la América a su raza primitiva.

Las guerras civiles siempre han sido un recurso táctico de los imperialistas para debilitar al enemigo, valga decir a los ejércitos patriotas populares. Así fue durante la pérdida de la Primera y la Segunda República, y lo sigue siendo en nuestros días, con la diferencia de que distintos gobiernos de EE. UU. desde el año 2000 han intentado prender a Venezuela en guerra civil. Todos han sido derrotados políticamente, tanto durante el mandato del comandante Hugo Chávez como con el presidente Nicolás Maduro.

 

Aldemaro Barrios Romero


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