Letra invitada | En memoria de Wladimir Ruiz Tirado

Reconocimiento a su legado

07/09/2023.- En El Salvador, la diplomacia, es decir, el arte de la política exterior, fue praxis de Wladimir Ruiz Tirado, jefe de la misión venezolana en El Salvador de 2008 a 2013.

Con él conocimos a fondo la Revolución Bolivariana que asombró al mundo con el impulso del presidente Hugo Rafael Chávez Frías. La solidaridad, complementariedad, armonía y visión pacífica de los pueblos tomaron forma en la sociedad global y dejaron huella en el país centroamericano.

Oriundo de Barinas, Venezuela, al igual que Chávez, Ruiz Tirado trajo a El Salvador la tradición llanera de la amplia visión del entorno y logró ser los ojos y las manos de un pueblo que sacudió a toda América Latina en busca de su segunda y definitiva independencia, aún por conseguir.

Echó a andar la solidaridad internacional con la Misión Milagro, para devolverles la vista a miles de salvadoreños y salvadoreñas; la Misión Sucre, que impulsó la cultura y la educación en decenas de países del llamado tercer mundo, como El Salvador; y las Bases de Paz, como respuesta al imperialismo estadounidense que amenazó con bases militares a Colombia. Conmovió a los países centroamericanos y gestó una geopolítica adecuada, urgente y enérgica contra el golpe de Estado en Honduras en 2009.

Wladimir fundó la Cátedra Bolivariana en la Universidad de El Salvador, con temas históricos diversos, desde la propia gesta de independencia de Simón Bolívar hasta la geopolítica de los Brics, cuando Chávez fue uno de los impulsores. También promovió la visión de Pdvsa, en los países centroamericanos y del Caribe, de un proyecto hemisférico energético de gran valor. Aún en construcción.

Visitó cantones y poblaciones de los catorce municipios del país centroamericano. Lo conocieron movimientos sociales y populares, jóvenes de todas las edades y adultos mayores; estuvo en la costa como en la montaña, en las fronteras como en el mar; anduvo, como decía Lázaro, "caminando y caminando". Conoció El Salvador profundo, con sus riquezas y penurias, sus problemas y esperanzas. Supo ser salvadoreño en otras tierras que no lo vieron nacer, pero sí crecer.

 

 

Ricardo Martínez Martínez


Noticias Relacionadas