Letra veguera | Arréstese cómodamente
20/09/2023.- Este fin de semana se confirmó la noticia. Al principio fue un rumor durante "la fiebre del sábado por la noche" en los bodegones de Barinas. Victor Hugo Majano en dos líneas me preguntó si podía confirmarla, pues la decisión de otorgarle pena o presidio domiciliario al señor Alcides Molina —quien en su estado civil anterior fue alcalde de Pedraza y estaba en cana desde julio por tales y cuales delitos, incluido el de traición a la patria— ya para ese momento era un acontecimiento que anunciaba una parranda con arpa, cuatro y maracas (y tal vez acordeón), al estilo de la legendaria saga de los Buendía.
Molina ahora está arrestado en Caracas. Pero muchos de sus paisanos barineses celebran la medida como un acto de libertad. El hecho de que no pueda salir de Caracas representa simbólica y prácticamente que cualquiera lo puede ver en una pollera de Barinas oyendo a Reinaldo Armas con un trago de whisky en la mano y custodiado de escoltas con sombreros de peloeguama.
Los tablazos
Víctor Hugo Majano ha dado a conocer aspectos que no podemos pasar por alto a la hora de abordar el tema. Dice Majano que las diferencias en el trato judicial dado a un terrateniente y ganadero de Pedraza (en Barinas) y a una vocera de "campesinos sin tierra", en esa misma comunidad, son dignas de análisis.
Alcides Molina, el ganadero, fue procesado por graves delitos de corrupción cometidos durante su ejercicio como alcalde del municipio Pedraza, de 2013 a 2020, y solo estuvo 78 días privado de libertad, pues el jueves 14 de septiembre el tribunal de su causa le otorgó una medida de casa por cárcel.
Glinis Oxalidi Méndez Solórzano, la maestra de joropo que con setenta familias campesinas reclama la adjudicación de tierras de la nación que están de forma ilegal en poder de otro ganadero, fue procesada por el delito de alardeamiento, es decir, por hacer alarde de tener "un amigo que trabaja en Miraflores".
Eso le valió casi cuatro años de prisión. Y aunque la condena puede ser ejecutada "libremente" (vaya paradoja), la señora acumula, desde diciembre de 2022 hasta la fecha, más de doscientos días "privada" de libertad. Lo que sostiene La Tabla parece tener visos de ficción, pero no. Es así.
Las menoscabadas condiciones de salud de Méndez Solórzano constituyen un riesgo de muerte y un accidente cardiovascular que sufrió en marzo le provocó un daño casi irreversible que ha paralizado la mitad de su cuerpo.
El espejo roto
Para mí la corrupción, y este es el tema, entendido en el contexto de la modernidad, es un atributo malicioso del Estado liberal burgués, dijera Iván Mendoza, antiguo militante de la corriente de Rigoberto Lanz, amigo de mi infancia y de Hugo Chávez.
La corrupción es un espejo roto cuyos vidrios se esparcen insospechadamente. Es un problema de esta civilización y sus parámetros morales, y así como el pecado lo fue de la civilización cristiana medieval, la Europa primera de Briceño Guerrero, los ejemplos sobran de aproximaciones a la corrupción.
El Che decía que una revolución, si es verdadera, triunfa o se muere; si no triunfa ni muere, se degrada, se pudre. La degradación de un proyecto revolucionario y de la práctica concreta de su emprendimiento equivale a la subsumisión definitiva a las reglas del juego y los valores burgueses que señalan los clásicos.
En esta hora de realce de la juventud del PSUV, por ejemplo, la democracia de mampostería debe ser aniquilada: es una hipocresía institucional y una apología de la propiedad privada que los jóvenes revolucionarios anden de pasarela en pasarela. El proyecto se degrada cuando se invierte en la práctica, es decir, cuando deja de subvertir, volviéndose inocuo y asimilando lo que pretendía negar.
El llamado lumpen funcionariado es una expresión necesaria no de la corrupción del Estado liberal-burgués en manos de presuntos ñángaras, sino de la degradación de la práctica que, por ende, deja de ser revolucionaria.
El golpe de "los anaranjados" fue el peor desde la alborada de Hugo, cuando las andanzas de Víctor Cruz Weffer y el Plan Bolívar 2000.
Y este señor Molina jamás vestirá un overol de este color. El "caiga quien caiga" pasará a ser un colgajo más de las prendas de la fantasía con las que la autoridad democrática se alza de vez en cuando. A menos que haga caer a quien no debe mantenerse como el as de oro.
Federico Ruiz Tirado