Parroquia adentro | Los patiquines

Estos personajes en la actualidad tienen un sinfín de sinónimos

28/09/2023.- El término patiquín significa poco hoy en día, pero este personaje ha convivido entre nosotros desde tiempos memorables, pues las razones de su existencia aún persisten, no solo en Venezuela, sino en muchos países del mundo.

Ciertos autores indican que el origen etimológico de la palabra patiquín está ligado a la voz italiana partiquino, que significa, en el montaje de una ópera, aquel actor de "bajo perfil" o de "pocas líneas".

Lo que sí podemos afirmar es que los patiquines —que hicieron vida en nuestra ciudad desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX— distan mucho del concepto original italiano, ya que estos personajes en la actualidad tienen un sinfín de sinónimos, como lo son sifrino, burguesito, vago, hijo de papá, casanova, tira físico, oportunista, pantallero, echón, chulo, atacón, vividor y trepador, entre otros. Es importante destacar que el patiquín, en su ejercicio, puede encarnar uno o más de los nombres enumerados anteriormente, haciéndolo en verdad un vocablo complejo.

Había dos clases de patiquines: el auténtico, el cual podría definirse como el joven rico o influyente que, por no haber trabajado su fortuna, solía pasearse por la ciudad presumiendo de sus bienes; en cambio, el de orilla hacía grandes esfuerzos por adquirir prendas de vestir que lo hicieran pasar por uno auténtico.

Ser patiquín no estaba limitado a una edad específica, pues a los menores de quince años solían llamarlos patiquincitos. Generalmente, carecían de estudios y el grado que recibían era producto de sus permanencias en las cantinas, donde, entre cervezas y cigarros, se moldeaban el carácter.

Podíamos ver a los patiquines actuar en grupos, en las plazas, iglesias o mercados, abordando a las damas con piropos y flores a cambio de una sonrisa, por lo que muchas veces se les escuchaba decir entre ellos: "Dale, Joaquín, que alguna cae" o, peor aún: "Apuesto una moneda a que me sonríe y me da su nombre". En La Pastora se les veía de balcón en balcón alardeando de sus viajes a Europa, conversaciones que las jovencitas atendían con admiración.

Pero los patiquines también eran alzaos, en especial los de orilla, quienes, al no ser invitados a alguna celebración, inventaban cualquier excusa para terminar la velada a puño limpio. Era usual verlos peleando también por posicionarse en la Plaza Bolívar, lugar donde deambulaban las mujeres más bellas de la ciudad, mismas con las cuales soñaban estos fanfarrones para un seguro ascenso a la alta sociedad.

Si hay algo que sabían hacer bien esos mozos era anotarse para el poder; así lo afirmaba el cronista Lucas Manzano, al describir claramente a los patiquines como unos bandoleros de la política, cuyo objetivo era movilizar el apoyo hacia los caudillos de turno a cambio de prebendas o dinero.

Por último, y para vergüenza del gremio, el patiquín tenía reputación de cobarde. Fueron muchas las historias de estos "combatientes" al ser convocados en los choques entre ejércitos montoneros y huir a mitad de batalla, hasta el punto de que se llegó a decir: "¿Patiquines? ¡Nunca verás caer a alguno en combate!".

Parroquia adentro:

Gabriel Torrealba Sanoja

parroquiadentro@gmail.com


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