Retina | Íntimo y sospechoso

09/10/2023.- Hace poco uno estudiaba la historia de la intimidad y asumía el gran valor de este concepto en nuestra vida personal y en nuestra cultura. De eso no hace nada, unos 25 años. Hoy nadie entiende que esta idea valga algo. Todo lo contrario, los defensores de la intimidad nos hemos convertido en personas sospechosas. Alguien sin rastro en las redes sociales no solamente es raro, su existencia se percibe ya como algo molesto.

Vivimos un período de mucha exposición de nuestra personalidad, o de nuestro personaje, en las redes. Nuestra ropa, nuestra rutina, las rupturas con la rutina y hasta la humilde empanada de chorizo de una bodega de pueblo remoto se exponen sin miedo a seguidores o amigos.

Hace poco leí que enamora más alguien que sepa elegir buenos memes. Imagino que ya debe ser importante cuántos seguidores tiene quien quiera ser tu pareja.

Es un mundo que tiene sus ventajas. La primera es que no tienes porqué ser quien creas que te ha tocado ser. En internet puedes ser el personaje que sueñas y, además, quizá porque que vengo de otro mundo, tengo la impresión de que en las redes, como ocurre en televisión, son más exitosos los personajes y no lo son tanto las personas.

Otra ventaja, invaluable, es que no tienes porqué necesariamente saber ni comprender nada para lograr momentos de notoriedad. Tampoco se requiere de grandes inversiones en tecnología. Basta poseer el mismo teléfono que tiene cualquiera. Ni siquiera hace falta saber hablar ni escribir.

Es difícil saber qué mundo vendrá como resultado de éste que va cambiando tan rápido en este preciso instante. Se podría decir que hay un esfuerzo de democratización de la notoriedad, a la vez que se observa una especialización y segmentación avanzada de la notoriedad.

Frente a esta tendencia democratizadora y desordenada, hay un esfuerzo organizado que avanza en sentido totalmente contrario, muy caro y manejado por grandes corporaciones, para capturar lo significante y el sentir de lo que miles de millones expresamos en las redes, para convertir esa información en recursos de reforzamiento de los poderes dominantes del mundo.

Como ya sabemos, ha ocurrido un transbordo violento de lo público y lo íntimo. Hoy somos personas recelosas en las calles y muy abiertas en nuestras habitaciones. Tímidas ante los ojos y extrovertidas frente a las cámaras, convencidas de que al controlar la lente tendremos también el control de las pantallas. Apostamos quizá a que el afecto venga más de personas que no nos conocen y que no conoceremos.

Ya dije que soy de otro mundo. No me quejo de este que en sorpresa me ha tocado. Comparto con ustedes mi confusión sin pretender cambiarlo en nada. Es solo para ordenar un poco lo que presiento de este instante que me resulta extraño.

 

Freddy Fernández

@filoyborde

 


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