Micromentarios | Dejar un legado

10/10/2023.- Llama la atención la frecuencia con la cual aparece la palabra legado en los medios de comunicación masiva y las redes sociales.

Según los diccionarios, la misma significa: "Cosa material o inmaterial que se deja en testamento o se transmite de padres a hijos, de generación en generación".

Lo dado en las informaciones nada tiene que ver con herencias familiares o generacionales, sino con el ejemplo real o supuesto que ha dejado una persona tras su muerte o su retiro de una actividad.

Hasta hace algún tiempo, las sucesiones eran exclusivas de las personas adineradas o de la realeza europea y sirvieron de argumento a decenas de novelas románticas y policiales. También lo hecho por prohombres y promujeres a favor de su gente, su país o el mundo se consideraba digno de heredarse y/o transmitirse. Tanto artistas como pensadores dejaban un patrimonio inmaterial que trascendía el tiempo.

Ahora, a cualquier persona cuya muerte ocurre de manera imprevista se le atribuye un legado inmaterial, trátese de un joven sin siquiera dos décadas de existencia o de un delincuente.

Uno entiende que, por el dolor de la pérdida, los parientes cercanos asuman que quien murió fue alguien maravilloso y único. De allí que, tras la muerte prematura de un adolescente, sus familiares declaren a los medios cosas como "no dejaremos morir su legado".

¿Qué legado pudo dejar un adolescente? ¿Que fue un buen hijo, un notable estudiante? Bien, pero tal comportamiento ni siquiera es un ejemplo, porque lo hecho era lo que sus allegados y la sociedad esperaban de él. Sería igual a creer digno de premio a un niño por comerse el desayuno.

También se ha hecho común hablar de un legado cuando fallece un funcionario público que cumplió con su deber y no fue corrupto. Dado que ahora se dice y reitera que nada sirve, que todo es una porquería y las buenas personas están en vías de extinción, supongo que cualquier acto de bondad o buen comportamiento luce tan anómalo que es necesario resaltarlo y transmitirlo.

Hasta aquí, la situación es enfermiza, pero al nivel de un momento de locura. La verdadera indisposición mental se manifiesta cuando los medios de comunicación señalan que un delincuente, muerto tras enfrentar a la policía, dejó un legado. Si la información se refiriera a los bienes obtenidos mediante sus fechorías, lo entendería. Pero no si sus acciones consistieron en asesinar personas, secuestrar y traficar con seres humanos, robar aquí y allá y/o dirigir una banda de hampones.

El colmo en cuanto a ese tema ocurrió en agosto de este año, cuando murió Proteo, el perro rescatista mexicano que actuó heroicamente tras el terremoto de Turquía, en febrero. La prensa y las redes rememoraron su indudable valentía, pero también hablaron de su legado. Igual que el funcionario que hizo su trabajo, ¿cuál legado dejó Proteo, si solo cumplió con la tarea para la que fue entrenado?
Creo que las palabras merecen respeto y no deben usarse sin pensar y sin siquiera comprender cuál es su verdadero significado.

 

Armando José Sequera


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