Letra veguera | ¿Por qué no te callas?

11/10/2023.- Felipe VI debe mirarse en el espejo al despuntar el día. Su imagen no siempre es la misma porque ese es el espejo donde alguna vez ultimó los detalles de su maquillaje Isabel la Católica; ese otro "yo" que en modo cascada refleja su fatalidad genética y se deja caer de siglo en siglo busca sitio en el aposento full de chécheres identificados por él como dones de la Providencia, y a veces apestan como esa fosa común universal concebida por la versión histórica aún no autorizada del exterminio.

Felipe recuerda que es hijo de Juan Carlos, puesto allí como rey por una cohorte de momias que juraron con solemnidad garantizar la perpetuidad de Francisco Franco. Suele empañarse ese maldito espejo cada vez que exhala el bostezo de los Borbón. Entonces Felipe apela al denominado "autoconcepto". Es su mejor momento: "Yo no soy un rey malo", "yo soy un monarca humanitario", "yo vivo del apoyo monetario de mis súbditos", "te queremos, Pedro, Leticia y yo te queremos" (Pedro es Pedro Sánchez, no Pedro Carmona Estanga).

Al salir del espejo, de regreso al futuro, Felipe VI sabe muy bien lo que le corresponde hacer sin importarle el qué dirán y, no faltaba más, piensa, pero no lo dice: "Joder, que este Pedro Sánchez es más inteligente que yo y Rajoy juntos".

Esa autorrevelación fue casi un soliloquio propio de un rey en decadencia, porque no habló para sí ni entre sí. Lo hizo imaginando lo que su padre Juan Carlos le habría dicho: "Pedro es como Felipe", como decir aquí: "Jaime es como tú".

Y se le atravesó la imagen cuadriculada de Felipe González, dándole el consejo a Sánchez de "condenar de forma rotunda" los ataques, sin precisar ni definir quién era quién en la guerra y, menos aún, sin pararle bolas a la Unión Europea ni al premier israelí, Benjamin Netanyahu.

Felipe se dijo que es un guion de la gente de Netflix, pero no del Profesor de La casa de papel, sino de un asesor personal de Sánchez, especialista en tendencias de implantes de cabello y erudito en el arte de saber, con pelos y señales, todo lo relacionado con la existencia de las nuevas razas de perros furiosos y ferias de "tapas" posmodernas en los bares de la península.

Desde esa esquina, Pedro Sánchez expresó su consternación y dolor "por las víctimas y familiares" y exigió "el cese inmediato de la violencia indiscriminada contra la población civil" porque España "mantiene su compromiso con la estabilidad regional".

Don Pedro ejerce la presidencia rotatoria de la UE, y no habló por ella ni desde ella. El asunto lo dejó en manos del reyezuelo Felipe VI, quien condenó los ataques "terroristas" contra Israel y exigió "la liberación y entrega de las personas secuestradas".

El resto es cosa de los medios, de El País y el ABC, que construyen la épica del hijo del Rey Bandolero, ese que pasó a la historia universal por ladrón y causó gracia el día del "por qué no te callas" a Hugo Chávez, en presencia de Rodríguez Zapatero y su silencio cómplice cuando Aznar y los copeyanos de aquí se cuadraron con Carmona Estanga en el golpe del 2002.

 

Federico Ruiz Tirado


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