La miss Celánea | Comunicación para captar

¿Qué propongo? Una especie de comunicación correctiva

No me regañen, esto es un ejercicio de franqueza: llevamos 23 años de revolución y –salvo algunas muy afortunadas excepciones– todavía no terminan de gustarnos nuestros propios canales de televisión, muchas de nuestras radios y medios de comunicación en general.

Para dar con la clave de ese “no sé qué” desagradable, de ese fallo que de tanta insatisfacción termina por hacernos apagar la tele, la radio, quemar la poca prensa que aún se imprime o cerrar el navegador y no saber de nada, debemos revisar la naturaleza de nuestras comunicaciones.

Tenemos la enfermedad del periodismo opocentrista. Todo lo que decimos, hacemos, pensamos, o casi todo, gira en torno a lo que hace, dice, piensa o deja de hacer, decir y pensar Guaidó, Biden, Bolsonaro o cualquier canalla de la misma talla. Esto es así por un hecho que no ha cambiado a pesar de los arduos años de esfuerzos realizados para darle la batalla al monopolio de las comunicaciones: la agenda mundial la sigue dominando la misma gente, el capitalismo, que, además, es muy hábil produciendo contenidos de gran atractivo, sigue siendo quien maneja los grandes medios de comunicación y, por tanto, sigue también siendo el dueño de la atención mundial, de los miles de millones de cerebros captados a punta de efectos especiales y un magnífico dominio de la propaganda.

No podemos competir con todo eso a punta de respuestas o programas propagandistas y complacientes. No podemos competir con ellos queriendo parecernos a ellos (horrible caso TVES) ni desde la antipatía que suele generar a los jóvenes programas tan estimados por los más adultos, como La hojilla o Con el mazo dando. Desde esas tribunas ya no se gana gente. La juventud de hoy es diferente; y por ellos hay que convertir nuestros sitios web, radios y televisoras en espacios donde se generen productos comunicacionales de avanzada.

¿Qué propongo? Una especie de comunicación correctiva. Mostrar nuestra gente ejemplar (y no hablo de modelitos calcados directamente de la estética de la mass media de siempre), así como formar a ciudadanos que transmitan lo mejor que somos y podemos llegar a ser, eso propongo. También variar las temáticas, incorporar el humor y la simpatía como valores. Dejar el acartonamiento matutino entaconado que ya aburre.

Las redes sociales y medios digitales, en general, nos brindan una oportunidad grandiosa para poner a brillar este talento y esta genuina agudeza que nos caracteriza. Y más allá de la responsabilidad de los medios ya constituidos, brindan espacio para que cada revolucionario sea multiplicador de nuestra identidad y nuestras ideas, que en el fondo son la identidad y las ideas de todos los venezolanos y venezolanas que sienten amor por su país.

Nos ha costado muchísimo llegar acá, han sido largos y agotadores años en los que las ganas de pelear entre nosotros han disminuido de gran manera. Las reutilizadas formas criminales de los medios y voceros antichavistas también han dejado de calar como lo hacían en aquellos que están más adultos, pero los jóvenes siguen siendo vulnerables al discurso apátrida. Por ellos, y para mostrarles que en Venezuela hay un bello camino por recorrer, una mejor y más atractiva comunicación es urgente.

Malú Rengifo


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