Memorias de un escuálido en decadencia | Acuerdo
19/10/2023.- ¡Firmeza! Firmé esa vaina y me fui. Acabamos de firmar un nuevo acuerdo con la dictadura y estamos seguros de que lo vamos a violar en las primeras de cambio. Es verdad que ya habíamos firmado otro y habíamos prometido no llorar y que le entregaríamos 3 mil millones de dólares a la ONU para que lo administrara en Venezuela y lograra así paliar la crisis que nosotros mismos le creamos al país, pero no le paramos la mínima bola, aunque para ser sincero, no fuimos nosotros, son los compañeros de Estados Unidos los que nos ordenan y hacen con nosotros lo que les da la gana. Ahora vimos en Barbados al compañero Gerardo –Fospuca– Blyde con una cara de fracaso arrechísima. Y de Stalin –Grandes Ligas– González mejor no decimos nada. Allí estaban los compañeros sin mucho que decir, porque la verdad es que los fracasos que cargamos encima son muchos. Lo del interino dando clases en una universidad de Miami no se lo cree nadie, porque todo el mundo sabe que está viviendo a costillas de todo lo robado. Y la nevera de Fabi debe estar full. En cambio nosotros seguimos pelando, pero defendiendo nuestra vaina, eso sí, criticando las vainas porque no todo puede ser como en la dictadura, decirle a todo sí. Nosotros también nos arrechamos porque ya van muchos años diciendo y haciendo pendejadas. Allí está, por ejemplo, el miembro caído de Voluntad Popular que no firmó el acuerdo. Ese sí tiene bolas, ese cree que el poeta Leopoldo López está en el poder. Ese es más arrecho que el perro de los Branger.
El acuerdo es un primer paso para seguir cometiendo errores. Firmamos dos vainas: una para defender el Esequibo, y ya eso lo hicimos en una votación en la Asamblea Nacional, cuando por unanimidad todos levantamos la mano aprobando que estábamos dispuestos a defender nuestro territorio nacional de quién sea, y la otra es la vaina electoral. Allí prometimos respetar al CNE, ojalá que lo logremos, porque la gente sabe cómo somos nosotros. Y también logramos que asistan los observadores internacionales y que se inscriba la gente, es decir, después que la dictadura nos dé palo cochinero, no vayamos a salir gritando fraude, fraude, y que las pruebas las mostramos la semana que viene, como dijo Ramos –Espoleta– Allup y todavía estamos esperando que cumpla con esa promesa. Después seguiremos conversando en México. La dictadura tiene todas las ventajas para jodernos porque nosotros ni siquiera sabemos si vamos a votar el 22, porque las matas de mango donde vamos a votar todavía no han nacido.
Y hay ese peo con el compañero Netanyahu en Israel, y no nos atrevemos a decir un carajo. Solo María CM salió a decir que apoyaba a Israel, pero muchos de nosotros no queremos meternos en ese peo, porque sabemos que Israel lo que está haciendo ahí es un desguace y mesa limpia, y esa vaina tampoco es así. Es mejor morir calladito porque uno sabe cómo es la vaina. También, para que nos arreche más, el mismo día que se firmó el acuerdo, Venezuela, en Maturín, en el estado Monagas, la vinotinto le ganó 3 a 0 a Chile, y uno se alegra, pero no mucho, porque no es bueno que lo vean a uno alegre en un país donde hay una dictadura tan arrecha.
El papá de Margot estaba viendo la televisión y se puso de pie y gritó: ¡Gol. Gol, carajo, ya van tres!”. Y después nos vio a Margot y a mí, y dijo: “Yo no tengo porque ponerme así tan alegre, porque en este país todo el mundo está arrecho. Pero hay que celebrar ese triunfo 3 a 0 ante Chile”. Y sin decir nada más, se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: "¡Gol. Gol. Gol. Ese es el cuarto gol de Venezuela, muérgano!".
—Acuérdate de Acapulco –me canta Margot.
Roberto Malaver