Hablemos de eso | Llamada urgente

22/10/2023.- Israel sigue bombardeando la Franja y lo hace "a un ritmo no visto en décadas", según ha afirmado un portavoz del ejército, con el objetivo de "preparar el terreno" para la invasión terrestre y "conseguir información sobre los rehenes". "Al menos 4.137 palestinos han muerto y más de 13.000 han resultado heridos por los bombardeos de Israel en la Franja", mencionaba este viernes la nota de El País de España. El gobierno israelí sigue sus planes de exterminio y apropiación completa de la Franja de Gaza delante de los ojos del mundo. Desde 2005 han sido decenas las operaciones de bombardeo, de represión y desplazamiento (instalando colonias en el territorio ocupado, bajo la protección militar).

Quienes se solidarizan enviando ayuda humanitaria tenían hasta esa fecha los camiones detenidos en la frontera con Egipto, pues desde Israel han anunciado que los bombardearían. El ocupante (el invasor) no quiere ayuda para nadie y Gaza es una ciudad rehén. Decenas de miles ya han tenido que salir de sus casas ante la amenaza de bombardeo en pocas horas, y deambulan ahora sin hogar ni lugar adonde volver, sin agua ni alimentos. Dos horas dieron las fuerzas armadas israelíes para desalojar el hospital, prorrogaron después un poco el plazo, y luego el hospital desapareció bajo las bombas.

El fósforo blanco genera quemaduras en la piel, y en los pulmones, por inhalación; se extiende hasta que se agota completamente, incendiando la materia orgánica a su paso. El bombardeo con el mencionado químico está expresamente prohibido por el derecho humanitario internacional. "Amnistía Internacional (AI) publicó este sábado 14 de octubre pruebas sobre el uso de fósforo blanco por parte del ejército de Israel en zonas civiles densamente pobladas de la Franja de Gaza", según informa la página oficial de AI.

La disposición del invasor es acabar con eso de una vez. Y "eso" es la gente de Palestina.

Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial había miles de familias judías incompletas por los asesinatos, que deambulaban junto a polacos, rusos e italianos no judíos ni judías; cuadros similares se repetían en China y el sureste asiático. Eran las víctimas de la mayor barbarie de la historia. En particular, las familias judías de Europa no tenían adonde regresar; sus madres o padres, sus hijos o hermanas habían sido asesinados, y sus "vecinos" (al menos muchos de ellos) fueron cómplices, cuando no agentes activos de la persecución y el crimen.

Aprovechando las circunstancias, la hasta entonces potencia imperialista más grande del mundo, Inglaterra, junto a los Estados Unidos —los nuevos ganadores en medio de la locura criminal— dirigían la migración hacia Palestina, que había sido colonia del Imperio otomano, y ahora, por pretensión de los ganadores, estaba "bajo la administración" inglesa. La tierra ofrecida por ellos a los migrantes europeos estaba ocupada desde hacía miles de años. Los ubicaban en medio de una tragedia: un destino que llevaba a esa gente que venía de Europa (judíos alemanes, polacos, rumanos, de todas partes de Europa) al enfrentamiento contra una población asentada en Palestina que aspiraba a su independencia. A las potencias les interesaba instalar en "Medio Oriente" un agente de Estados Unidos y Europa que controlara a los impredecibles árabes y las riquezas petroleras de su subsuelo.

Sembraron una guerra colonial contra el pueblo de Palestina. Apoyaron a los colonos europeos, que ahora desalojaban por la fuerza a la población originaria, demoliendo sus casas y expropiando sus tierras. Así nace Israel, como especie de "fuerte apache" en el territorio de gente que no era considerada gente, cuya suerte era el exterminio y el desplazamiento. Los encerrados en Gaza o rodeados en Cisjordania no tendrían, según la perspectiva del invasor, ni siquiera derecho a la defensa. Ahí van los Estados Unidos en apoyo de Israel.

La solidaridad con Palestina es una urgencia. No se puede mirar hacia otro lado ni hacer "como si no fuera conmigo".

 

Humberto González Silva


Noticias Relacionadas