Araña feminista | ¡Por Heba, por todas! 

23/10/2023.- Tenía 32 años. El bombardeo a Gaza derribó su techo. Una bomba explotó en su cuerpo. Heba Kamal Abu Nada, escritora y poeta palestina, no murió naturalmente, fue asesinada por el ejército sionista del régimen israelí. Heba era una joven en resistencia. Su palabra ardía de indignación. Más bien, la vida de Heba Abu Nada significó Re-existencia. Estudió bioquímica en la Universidad Islámica de Gaza e hizo una maestría sobre nutrición química. Sin duda, ella representó la no-norma frente a un contexto tan cruel para las mujeres y su pueblo. En el 2017 recibió el Premio Sharjah a la Creatividad Árabe, en la categoría de novela, por su obra El oxígeno no es para los muertos. La muerte de Heba no es la excepción. Hace más de 70 años artistas, cultores y pueblo palestino en general son criminalizados, hacinados y asesinados de forma sistemática por el Gobierno de Israel. No es un hecho nuevo. Niñxs, adolescentes y jóvenes como Heba son diariamente encarcelados y judicializados por transitar, movilizarse, por intentar estudiar, por denunciar las injusticias, por existir. Pero desde el 7 de octubre, presenciamos este genocidio cada vez más evidente: 4.651 asesinados, entre ellxs más de 1.880 niñas y niños, 1.023 mujeres y 187 ancianos; 14.300 heridos y más de 1.000 desaparecidos en Gaza. Todo esto pasó en una semana. Así, mujeres, niñas y adolescentes padecen la masacre de manera diferenciada por razones de género. Hablemos de las madres que perdieron a sus hijxs bajo los escombros. Hablemos de los niñxs que en este instante se enteran que su mamá y sus familiares están muertos. Hablemos de la mamá que exige la liberación de su hija secuestrada, hace más de 6 años, por el gobierno sionista. Las mujeres en la Palestina ocupada son botines de violencia, es decir, las mujeres son objetualizadas: torturadas, vejadas, violadas y abusadas sexualmente por el ejército israelí para imponer la fuerza sobre sus cuerpos, cultura y territorios. Además de retratar esta cruenta realidad, también es importante visibilizar a las que no se dejan callar por los poderosos, a las que investigan y escriben como Heba, compartiendo otras narrativas de lo que sucede en ese lugar del mundo. Y digo esto porque desde los pueblos del Occidente tenemos el deber militante de apoyar la causa palestina, como mujeres y feministas, si realmente creemos en la urgencia de defender la vida y colocarla en el centro de la lucha contra el patriarcado. Ahora mismo más de 50.000 mujeres necesitan atención pre y posnatal en Gaza, en una Gaza destruida, sin servicio eléctrico, sin agua, sin gas, a la par de la mirada esquiva de organismos internacionales. 

Sin tibiezas nos vemos obligadas a interpelar las banderas del internacionalismo feminista. Sumarnos a las protestas pro Palestina. Comunicar relatos de vidas palestinas en resistencia, de cómo las mujeres existen y re-existen, acercarnos a los feminismos islámicos, antipatriarcales y antiimperialistas, es decir: descentrar a la «sujeta» del feminismo y sus luchas, considerando que las luchas son diversas, justas, y entendiendo que existen sujetas, mujeres, resistiendo diariamente a potencias extranjeras que imponen la verdad de la muerte y el exterminio en sus territorios. Un día antes de ser asesinada, Heba Abu Nada compartió: “Si morimos, sepan que estamos satisfechos y firmes, y digan al mundo, en nuestro nombre, que somos personas justas del lado de la verdad”. Salvemos la verdad de Palestina y sus miles de mujeres. Solo el pueblo salva al pueblo.

Por Heba, por todas. 

Laura Cano 


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