Psicosoma | Franja de Gaza: la niñez extinta

07/11/2023.- El ser humano entró en la penúltima fase del no retorno. Vamos hacia la extinción al ritmo de "la autopista de la información", a una velocidad que ni tiempo da de advertir la muerte en un balazo o cuando vuelan un carro. Algunos la notan solo al despertar en el hospital o en los puños y látigos que los "duermen"…

Es cierto que nos morimos todos los días al mutar físicamente; por ejemplo, durante las muertes psíquicas o el cáncer del alma. Sin embargo, más o menos aceptamos estas silenciosas parcas, que hasta "la forma de caminar" nos han condicionado.

Somos entramados de todo en todos. Nuestra responsabilidad es social, comunitaria, como las letras, cuando las palabras se organizan en familias de palabras, en sentires o recuentos, en notas o libros, pero es apenas un poco lo que se puede aprender de ellas. Más ricas son las interacciones humanas —en mundos visibles e invisibles—, que son instrumentos para revertir la esclavitud cibernética que inyecta más temor paralizante. Es un miedo tóxico y "tapadera" que obnubila el pensamiento y la toma de acciones conjuntas. Reina el individualismo, el sujeto "sujetado" que no quiere "meterse en política" y que dice: "Las guerras son necesarias", "El arte es puro", "Las marchas son un fastidio", "En mi paz no te metas"…

Las imágenes del holocausto de niñas y niños de la Franja de Gaza nos "puyan" las tripas y soltamos lagrimones, pero de inmediato las "olvidamos". Entendamos que la psiquis se fractura… Pero estas no son simples estadísticas. ¿Cómo los macabros asesinatos de nueve mil quinientos seres humanos, de los cuales tres mil son niños y niñas, pueden "verse" y seguir con "la vida normal", como si nada?

El poder deshumanizó a las personas para volverlas cosas. Se les "desaparece" con hartos eufemismos. Se habla de una guerra "larga y difícil" o, como dice el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, "entramos en una nueva fase de la guerra, atacamos en superficie y bajo tierra, atacamos a terroristas en todos los niveles, en todos los lugares".

Una "escalada sin precedentes" dice el cómplice de la ONU, António Guterres, mientras el Papa "ora" por los dos Estados, Palestina e Israel —creando una "tierra baldía" roja, si acaso no se lanza una tercera intifada, hacia la "guerra total"—, y el comandante de Hamás, Abu Odelda, clama por el intercambio de rehenes por presos palestinos, ¿pero cuáles, si arden los túneles, alumbrando la ciudad de Gaza?

En esos 362 km2 viven un promedio de dos millones y medio de personas. Están en la superficie, y también en los túneles y cuevas. Huyen al sur de la Franja o van a pie, en plena "pausa humanitaria", con los hunters; pero esas indicaciones son puras mentiras acordadas por el jefe de la diplomacia de Estados Unidos y las naciones árabes de Catar, Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes y Jordania. En realidad, esta es una matanza planificada, en complicidad con los países vecinos, la Comunidad Europea y la venia de la ONU y el Vaticano.

¿Nos gobierna el miedo y somos tan imbéciles que nos vamos a creer "los cuentos del Gallo Pelón" de que van a liquidar al líder de Hamás? Pero así seguimos, expectantes, a casi un mes del inicio del genocidio…

La irracionalidad nos posee y estamos salpicados de sangre. Por mucho que nos hagamos "la vista gorda", la conciencia y la reflexión nos pica y ese "no podemos hacer nada" es una piedra en la testa de la cobardía y del ser insensible que prefiere "la paz de su casa" y pronunciar el "Om" para su beneficio individual.

Sinceramente, el miedo nos amarra y nos vuelve imbéciles. No comprendemos "la banalidad del mal" y que todos "estamos en salsa".

Los pueblos rebeldes y de "mala conducta" no se someten a las sandeces del "todopoderoso".

"Si no piensas como yo, eres mi enemigo".

 

Rosa Anca


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