Memorias de un escuálido en decadencia | Feria (II)
17/11/2023.- ¡Un libro abierto que nadie lee! Esta dictadura sí inventa vainas. Están corriendo por el Esequibo y Guyana los tiene locos, y no contentos con eso, se vienen con una Feria Internacional del Libro —Filven— para hacernos creer que están leyendo, y que son cultos, pero son muy pocos los chavistas que son capaces de abrir un libro para ver qué dicen las letras que están ahí. Y eso que hicieron una Misión Robinson, donde decían que aprendió a leer hasta el Gato Volador. Pero a nadie engañan: todo el mundo sabe que en este país los que leemos somos nosotros, la gente decente y pensante de este país, o sea, es decir, nosotros los de la oposición. Pero ellos se vienen con esa feria para que nos olvidemos de un montón de vainas. Montaron esa fiesta en "el laguito" del Círculo Militar y aquello es una locura. Todo el mundo se queja de que hay que caminar que jode, porque hay dos ferias. Una, arriba, donde está la tarima presidencial. Allí bautizaron el libro del presidente de la Asamblea Nacional, El mar que me regalas. Una pendejada, ya no se conforman con lo que nos quitan, ahora también quieren que les regalen el mar. Y lo que más le arrecha al escritor de ese libro, o sea, al presidente de la Asamblea Nacional, es que los compañeros de la Unión Europea —UE— prolongaron las sanciones a Venezuela hasta el 2024. El escritor se arrechó y les dijo que se olviden de venir al país como observadores del proceso electoral. Así son los chavistas, no te dejan entrar al país cuando a ellos les da la gana. Allí, arriba, está la tarima esa y el salón donde están los libros colombianos, porque Colombia es el país invitado y hay que celebrar con el otro dictador que tenemos aquí cerquita. Desde que se fueron los compañeros Iván Duque y Bolsonaro, quedamos rodeados de dictaduras por todas partes, menos por una que nos une al cielo. Y abajo están las salas pequeñas, y es un peo caminar desde la feria de abajo a la feria de arriba. Así son esos carajos: no fueron capaces de hacer un puentecito sobre el laguito para que la gente llegara más alegre a la feria de arriba y a la de abajo, pero todos sabemos que a toda dictadura le gusta hacer sufrir a la gente de mi pueblo.
Y mientras tanto, la vicepresidenta ejecutiva está fuera del país, pidiéndole a la Corte Internacional de Justicia que nos deje hacer el referéndum porque nosotros somos soberanos y libres y otro montón de vainas. Y nosotros no aparecemos por ninguna parte. Por eso es que la dictadura siempre nos jode, porque no inventamos nada que sea noticia. Éramos noticia cuando hacíamos guarimbas o intentábamos dar un golpe y fuera, pero ahora estamos jodidos porque no hacemos un carajo. Los compañeros de la Pu-Pu —Plataforma Unitaria— sacaron un comunicado loco de bola, porque nos dejan libres para que nosotros votemos o no votemos el 3 de diciembre, es decir, no sirven para un carajo, porque se supone que si nosotros tenemos una gente en la que creemos, esa gente tiene que decirnos dónde carajo tenemos que meter el voto. El comunicado nos dejó muy mal, porque esa vaina no se hace; para eso son la gente de la Pu-Pu. Y en el CNE todos los días llega un gentío a decir que apoyan el referéndum, llegan periodistas, fotógrafos, mesoneros, partidos políticos, amas de casa y todo el que sea capaz de reunir una familia para acercarse al CNE a decir que van a votar cinco veces sí el 3 de diciembre del 2023.
El compañero Bernabé —la Tarjeta Blanca es Mía— Gutiérrez anda con su candidato dándole la vuelta al país. El Burro Martínez anda feliz diciendo vainas por todas partes y, además, los dos también apoyan la lucha por el Esequibo. El Burro Martínez no puede llegar muy lejos, porque generalmente los burros corren poco. Lo único que se dice de nosotros es que el partido Fuerza Vecinal, una vaina que nadie conoce, se dividió, y ahora hay una parte que se llama Un Cambio por la Paz. ¡Qué bolas!, como si estuviéramos en guerra, a menos que ellos crean que todavía seguimos con la guerra mediática, la guerra económica, la guerra sicológica y ese peo de guerras en que nosotros metimos al País Portátil que tenemos.
El papá de Margot iba a prender el televisor, pero se arrechó y se puso de pie y se fue directo al cuarto sin decir un carajo y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina salió gritando: "Vete a la Feria del Libro a leer, desgraciado".
—Los cien años de Macondo sueñan en el aire... —me canta Margot.
Roberto Malaver