Letra veguera | Milei, la mueca del fascismo

29/11/2023.- El triunfo de Javier Milei parece confirmar la especie de una curiosa ley de la historia que consiste en dejar una tuerca dando vueltas sobre sí misma, floja, aislada de las dentadas de la rueda. Vencida por el tiempo, dejó de ajustar el cerrojo del cuarto de los cachivaches y la rendija se ensancha, todo se ve al trasluz.

Ese lugar de los peroles de una historia que creíamos muerta es, también, como en las películas en blanco y negro, un dispensador de sobresaltos históricos. Un tráiler del horror. Milei, ese muñeco destartalado, comienza desde adentro a adquirir una misteriosa energía y, poco a poco, sale como un zombi de cuerda, alterando con furia la paz de todos los enseres domésticos en desuso, y las sombras del pasado parecen también afinar una sinfonía siniestra en torno a la existencia.

 

Muñeco de cuerda

Los predicados humanos, si acaso bastan para completar la sintaxis —y de ese modo se forman con libertad los recuerdos epocales—, se remozan vivamente, mientras en el cautiverio los demás muñecos de cuerda, oxidados y retorcidos, se escapan por la hendidura: héroes y villanos de la infancia, fajos de papeles con anotaciones y cifras de negocios anacrónicos, objetos destartalados, banderas, proclamaciones e himnos proscritos de epopeyas pasadas, y hasta fotos de pueblos de niños ahora ancianos viendo las antiguas estatuas, sus recuerdos demolidos y algunas réplicas intactas donde exhiben souvenirs para turistas nostálgicos.

La historia, a veces, es como una puerta batiente: entran y salen forasteros del bar de fondo y es ese el momento cuando alguien dice: "Luces, cámara y acción". El tango se deja oír como una tormenta en la nostalgia.

Jorge Zepeda Patterson, escritor y novelista mexicano, manifestó hace una semana su asombro: "Cuando creíamos haber alcanzado el límite en materia de líderes políticos excéntricos, el expresentador de televisión y provocador profesional nos brinca desde unos ámbitos salvajes, exhibiendo una lírica furiosa".

Súbitamente, dijo, resulta "fresa" la manera en que insulta Donald Trump, un dechado de civilidad, el conservadurismo de Bolsonaro, y las frases estrafalarias de Boris Johnson parecen hoy churchillianas comparadas con los exabruptos —a ratos alucinantes— del Presidente electo.

Esta de Milei no es una extravagancia en el sentido de los impactos de una moda de vestimenta o, sobre todo, lingüística. Tampoco por el inusitado alboroto de sus proclamas, ni por las zancadas en público, ni siquiera por los vientos que soplan sus aspiraciones presidenciales, suficientes para estigmatizar a los millones de argentinos que lo votaron.

 

Crisis y liderazgos

La severa crisis que vive Argentina es su telón de fondo y Milei es la resulta de un proceso de crisis acelerada de esa crisis.

¿Qué hicieron o dejaron de hacer los peronistas y los kirchneristas, y qué timbre tocó Mauricio Macri estas últimas décadas?

Yo creo, en principio, que la razón de fondo de la pendulación es que no hay realmente algo que se pueda llamar "izquierda" en el viejo sentido de radicalidad programática. Hay una quiebra profunda del movimiento insurgente y nuevos condicionantes ideológicos de las masas.

Pero veamos la historia por el retrovisor: el fascismo hay que enfocarlo desde una razón inmediata, desde el transcurrir de los acontecimientos más cercanos. A partir de la muerte de Hugo Chávez y Néstor Kirchner, el capitalismo en la región ha reaccionado ferozmente con sus "máscaras" progresistas, nacionalistas e integracionistas. El carácter expansivo de este fenómeno, no exento de fundamentalismos religiosos, sindicales y con arraigo transnacional (Europa, EE. UU., Israel), ha originado un sistema de castas neocoloniales.

Decía Rigoberto Lanz que estos epifenómenos no son más que síntomas de una crisis aún más profunda y telúrica del capitalismo mundial, que tiene en su más aterradora fase al imperialismo y hoy muestra el brote espeluznante de su acción política más desesperada: el fascismo.

La caricatura del cine de Hollywood se encargó de enajenar el fenómeno del fascismo como una opereta de ridículos personajes con trajes pintorescos, siempre derrotados por los adalides de la libertad del sueño americano. De esta forma, la falsa conciencia nos desvinculó de la verdadera trama de esta fase del capitalismo en crisis. El fascismo es un accionar político de las castas hegemónicas frente a los movimientos populares y en verdad libertarios: Milei es un fascista parlanchín. Fascismo fue el genocidio europeo contra nuestros pueblos originarios. Son fascistas la arremetida de Francisco Franco y ese fantasma que recorre actualmente a España, Vox y asociados. Son fascistas el holocausto nazi y el de Palestina. Es fascista la desaparición, tortura y asesinato de líderes populares durante la Cuarta República, como Alberto Lovera y Jorge Rodríguez, las masacres de Cantaura y Yumare. Es fascismo los treinta mil desaparecidos en la Argentina de Videla, el asesinato de Salvador Allende y las masacres en el Chile de Pinochet. Es fascista la guerra neoconservadora y preventiva contra el pueblo árabe tras los sucesos de las torres gemelas, y también lo son las nuevas modalidades de los golpes de Estado disfrazadas de participación ciudadana, mejor conocidas como la Revolución de Colores y Primavera Árabe, inscritas estas últimas en los modelos de cuarta generación, basados en la rearticulación estratégica posguerra fría.

Milei es la reencarnación del Chucky fascista del siglo XXI.

 

Federico Ruiz Tirado


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