Tinte polisémico | Primero FTX...
y ahora Binance
01/12/2023.- Los meses de noviembre de los años 2022 y 2023 se han convertido para FTX y Binance —los dos intermediadores más importantes en volúmenes de transacciones y niveles de capitalización del mercado global de criptomonedas—, respectivamente, en fechas muy nefastas para las dos entidades. Han sido ambas firmas, en sus oportunidades, intervenidas por las autoridades jurisdiccionales de los Estados Unidos, debido a irregularidades cometidas en sus operaciones y por la violación de la normativa relacionada con el blanqueo de dinero y la legitimación de capitales, promoción de inversiones sin protección o supervisión, transacciones con países sancionados, entre otras razones.
También los respectivos CEO (chief executive officers, que se traduce de manera literal como "oficiales ejecutivos jefes") de FTX y Binance, Sam Bankman-Fried y Changpeng Zhao, se encuentran incursos en problemas con la justicia: el primero paga condena y el segundo se encuentra en libertad bajo fianza, pero fue obligado a dimitir de su cargo como primer ejecutivo de la empresa que lideraba.
Ambas firmas eran las más insignes representantes de la mayor plataforma de intercambio de "dinero programado", la nueva forma que ha adoptado el dinero en el siglo XXI, sustituyendo al dinero fiat, además de que perfilaban una nueva arquitectura y paradigma de intermediación financiera directa entre particulares, es decir, una posible democratización de las transacciones de fondos entre la población a nivel planetario. Para tener una idea del fenómeno que se intenta destacar, usaremos el siguiente ejemplo: si, en una población de un país africano, un individuo desea liquidar su posición en Ethereums, para adquirir Bitcoins a otra persona que se encuentra en la localidad de un archipiélago del Pacífico de una nación asiática, a través de los exchanges, es totalmente posible realizar la transacción digitalmente sin la participación de un tercero y sin la intervención de autoridad monetaria alguna.
Ahora bien, por un lado, en la cuna del sistema capitalista, sus entes rectores públicos y privados —como la Secretaría del Tesoro, la Reserva Federal y la Security and Exchange Commission— exponen y argumentan la necesidad de proteger a los pequeños inversores (minoristas) y no expertos, dada su posición de vulnerabilidad frente a los gigantes financieros (grandes exchanges: corporaciones privadas creadas para intermediar con criptomonedas). Por otra parte, analistas y estudiosos presentan otra perspectiva, que expresa que se trata de una reacción del statu quo político y financiero, que se siente desafiado por la emergencia y evolución de un nuevo orden, que escaparía del control y la regulación gubernamental y de los grandes consorcios financieros privados.
¡Qué paradoja! El máximo representante del liberalismo, del modelo de la no intervención gubernamental en la actividad económica, muestra inusitada preocupación por el desarrollo de nuevos esquemas y procesos administrativo-financieros que implican la desaparición de las entidades bancarias y la libre transaccionalidad financiera entre particulares, sin ningún tipo de barreras o regulación.
¿No será que subyace una profunda preocupación e inquietud porque se transforma de forma radical la ecuación del negocio bancario tradicional como sistema de sometimiento de la sociedad en general?
Más allá de la moralidad y los códigos de conducta de Sam Bankman-Fried y Changpeng Zhao como hombres de negocios y líderes organizacionales de la economía financiera digital, de las cuales una, FTX, declarada en banca rota, ya no opera, y la segunda, Binance, se encuentra demandada jurídicamente e intervenida, lo anterior parece no resultar una mera coincidencia. Desde el corazón del sistema y en función de la racionalidad del capital, cualquier modelo que pretenda y propenda la autonomía y la libertad real será inmisericordemente doblegado a cualquier costo y bajo cualquier argumentación. La oligarquía banquera transnacional y multinacional jamás se entregará con facilidad.
Héctor E. Aponte Díaz