Psicosoma | En torno a la felicidad

05/12/2023.- En este mes de diciembre, parece haber una competencia por ser el más feliz, a costa de lo que sea. Todos tememos al sufrimiento y al dolor, y sabemos que siempre saltan las envidias y la codicia… Yo imagino el reino del amor. ¡Pienso que es tan subjetivo el estado de felicidad!

Los viejos filósofos Kant y Schopenhauer, alemanes del siglo XIX, nos dan cuenta de los eternos deseos, angustias y pasiones que luego, en esta época, nos orientan ante la avalancha de violencia, y que desarrollamos en psicoterapias más dinámicas.

El silencio ilumina mis pensamientos con recuerdos de los años en La Grita, vía el Susural, cuando vivía con la religiosa Ana María y la señorita Eudosia, los viajes al Verde, a la casa del nono a tomar leche y cuajada… Sentía que me disolvía en las montañas y desaparecía en el religioso pueblo del Santo Cristo de La Grita, que se conectaba con el Señor de los Milagros, del Perú. Pero la poesía levantaba mi conciencia, o como decía Einstein: "Preocúpate por tu conciencia más que por tu reputación". Cuesta ser una misma al ser invisibilizada…

Acudo regularmente a participar en el voluntariado para migrantes, para habitantes de la calle, al hogar La Esperanza, al monasterio Kether, a geriátricos, escuelas, cárceles, bibliotecas, psiquiátricos, con la inquietud de prestar apoyo y paliar un poco el sufrimiento.

"Toda vida es sufrimiento", nos decía el gran filósofo Arthur Schopenhauer, quien fue encerrado bajo el epíteto de pesimista. A este ser de luz nunca se le reconoció en vida su genialidad. Fue el fundador del pesimismo filosófico, contemporáneo de Hegel y Goethe, cuyos aforos eran totales. Schopenhauer, en cambio, sabía que no era su tiempo ni espacio. Por eso, hoy notamos su gran influencia desde Nietzsche y Freud hasta los contemporáneos.

El cuento que más vende es la búsqueda de la felicidad. No importa que sea un deseo insatisfecho, una droga que se necesita, es un deseo tras otro que crece y se esfuma hasta el infinito, como bien estudió Lacan. No se acepta la finitud, los momentos de luz y oscuridad, los grises de la vida, la agitación continua de sinsabores que aparecen y desaparecen. Hay goce si nos damos plenos, cuando observamos en silencio, sin estar en la montaña, en mar, pero con nuestro templo corporal. Como hijas de Pacha, nos conectamos con ella y con nosotras mismas.

Disfruten las diez reglas de Schopenhauer que parecen estar hechas hoy para evitar la cochina envidia que impulsa al chisme y la comparación:

  1. No hay nada más implacable y cruel que la envidia, y, sin embargo, y nos esforzamos incesante y principalmente en suscitarla.
  2. Aceptar que el sufrimiento es inevitable. Ese responder conductual nos formará el carácter y la personalidad, al aprender a tener la serenidad nacida del corazón y no con la rabia en las venas que nos daña. Hay que entender que por algo pasan las cosas y ser agradecidos hasta por los desaires que no comprendemos. Así se entra en el camino del ser resiliente, sin vivir tormentas innecesarias.
  3. Vivir la felicidad sin remordimientos, porque son momentos que más nunca volverán. Aceptarlos dependerá de lo que considere cada individuo como felicidad.
  4. Disfrutar cada alegría en su justo momento.
  5. La voluntad de aprender algo nuevo, con retos constantes y posibles de realizar.
  6. Cuidar las amistades a través de las continuas relaciones de reciprocidad. 7)
  7. Valorar lo que tenemos: se relaciona con lo que tenemos en el presente y reconsiderarlo en su inmediatez.
  8. Mantener una buena salud: "Al menos nueve décimos de nuestra felicidad se basan únicamente en la salud. Porque de esta depende, en primer lugar, el buen humor".
  9. Moderar nuestras expectativas y deseos: "El medio más seguro para no volverse infeliz es no desear llegar a ser muy feliz".
  10. Voluntad de vivir: a pesar de los incontables sufrimientos de la vida, esa energía es demasiado poderosa. Es el fuego febril de reír hasta en las más terribles circunstancias. Salimos del foso y luego vemos que esas eran tormentas que nos fortalecerán. Debemos ser flexibles como el bambú y estar llenos de alegría y vida. "Estar superdoblada y nunca rota".

 

Rosa Anca


Noticias Relacionadas