Micromentarios | Las islas de plástico

05/12/2023.- Que el mundo se ahoga en basura no es una imagen hiperbólica. Es una realidad preocupante.

La basura no solo la componen los desperdicios que excretan nuestras viviendas. También la contaminación visual, auditiva —sobre todo, el reguetón—, las mentiras políticas, las ansias colonialistas y asesinas de algunos países y diversos elementos de la vida cotidiana, como los prejuicios, los odios y las discriminaciones. Todo ello es basura y deberíamos considerarlo como tal.

Hay, además, basura orbitando el planeta. Restos de misiones espaciales conforman un pequeño anillo que rodea la Tierra y pone en peligro la circulación en zonas más allá de la atmósfera. Esa basura, similar a la de un taller mecánico, está compuesta por fragmentos metálicos de diversos tamaños, tuercas, pernos y tornillos descartados por quienes han hecho reparaciones en el espacio. En ese basurero sideral hay también objetos plásticos.

El plástico, en todas sus formas, se ha convertido, en los últimos dos siglos, en el material más útil del mundo, y, de igual modo, en el más contaminante. No lo percibimos como tal porque forma parte indispensable de nuestra cultura, pero su presencia indeseada, una vez hecho a un lado, forma parte de los problemas acuciantes del planeta.

Las islas más remotas del orbe, a las que apenas llegan entre seis y diez barcos al año, reciben la visita diaria de objetos plásticos que no solo mancillan sus playas, sino que ponen en riesgo la fauna propia de sus mares.

En los océanos se han formado hasta ahora siete islas de gran tamaño conformadas por desperdicios mayoritariamente plásticos: bolsas, botellas de champú y acondicionador, contenedores rígidos y aparejos de pesca artesanal, entre los más comunes. En algunos lugares, la mayor concentración de elementos plásticos proviene de equipos de pesca industrial, como cuerdas, jaulas y trampas para anguilas.

Estas islas se forman cuando las corrientes marinas arrastran la basura hacia grandes remolinos en los océanos, donde se reúne. Por acción del viento, el sol y las olas, el plástico se fragmenta en pequeñas partículas, que primero flotan en la superficie y luego se depositan en los fondos. Esta contaminación se considera casi irreversible y está afectando la fauna, la flora y la vida marina en general.

Algunas de tales ínsulas poseen extensiones similares o superiores a las de países y, ojo, no países pequeños como el Vaticano o San Marino, sino naciones de mayor tamaño.

Hasta hace unos años se hablaba de una sola de estas islas: la ubicada en el Pacífico Norte, entre California y Hawái.

Esta Gran Isla de Basura, como se le conoce, tiene una extensión similar a la de la península ibérica, la cual, como se sabe, comprende dos naciones —España y Portugal—, más Gibraltar, que es territorio británico de ultramar.

En próximas entregas hablaremos de las siete islas de plástico que se conocen.

 

Armando José Sequera


Noticias Relacionadas