Historia viva | Bajó Pacheco

Después del calor del referéndum histórico y de las resoluciones de la COP

06/12/2023.- Después del calor del referéndum histórico y de las resoluciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, realizada en Emiratos Árabes, comienza a refrescarse Caracas con el frío decembrino, también conocido como la bajada de Pacheco. Son los dos eventos que hacen marco a este texto, para ir cerrando el año 2023 y abriendo el 2024.

Contrastar estos dos actos con una tradición local caraqueña es un reto de ejercicio histórico. Se trata de la memoria sobre Antonio Pacheco, un cultivador de flores de Galipán, que para los meses de noviembre, diciembre y enero bajaba hasta la plaza y la iglesia del barrio La Pastora, el Mercado de las Flores de San José o hasta San Martín, donde compartía con otros galipaneros la comercialización de los cultivos de la montaña Guaraira Repano.

¿Qué tiene que ver aquella historia de los primeros años del siglo XX con los asuntos actuales? La memoria fresca de una Caracas jovial, que podía darse el lujo de recibir la neblina del cerro Guaraira Repano todas las mañanas y noches de diciembre y hasta los eneros fríos, está todavía en el recuerdo de generaciones mayores que la han transmitido a los nuevos pobladores de la ciudad.

Y es que esa memoria nos permite comparar con los estadios ambientales drásticos de hoy, cuando las olas de calor y las variaciones extremas del calentamiento global en estos tiempos nos han quitado la satisfacción de percibir una ciudad fresca, y a veces fría, como Caracas, sobre todo en las zonas cercanas al Guaraira Repano.

Cada año se calienta más el planeta, según las estadísticas de los organismos internacionales de seguimiento al comportamiento climático, que aseguran que la quema de combustibles fósiles crea una capa de contaminación que atrapa el calor del sol en la tierra y aumenta la temperatura global (el calentamiento global genera, a su vez, otros cambios como sequías, escasez de agua, incendios graves, aumento del nivel del mar, inundaciones, deshielo de los polos, tormentas de gran intensidad y pérdida de biodiversidad), según una nota de Naciones Unidas1.

En los primeros años del siglo XX, cuando el señor Antonio Pacheco bajaba por el Camino de los Españoles, con sus burros cargados de flores, la cantidad de automóviles de la ciudad era ínfima, y en algunas localidades nula. Por ejemplo, se estima que para 1905 había en Caracas cinco carros. Fue a partir de 1911, fecha en que William Phelps inició el negocio de venta masiva de automóviles provenientes de las fábricas Ford y Buick en Estados Unidos, cuando se incrementó el calor y la desaparición de carruajes de caballos o coches, como los del popular Isidoro.

Aquella ciudad, que veía venir los arreos de burros de Pacheco, cargados de flores, entre la neblina del Camino de los Españoles, para llegar al centro y poder vender sus mercancías, empezó a dar paso a los vehículos de combustión. De esa manera, Caracas tuvo 2 mil 500 vehículos en 1927, 8 mil en 1937, 10 mil en 1947, 40 mil en 1957 y superó los 4 millones de vehículos en el año 2000, según datos del Museo del Transporte de Caracas.

Si imaginamos como ejercicio especulativo que cada ciudad del mundo tuviera esa rata de crecimiento del número de vehículos de combustión que ha tenido Caracas, encontraremos el problema que hoy afecta al mundo entero: no solo la falta de frescura y los climas tolerables en las ciudades, sino la incapacidad de producción de alimentos y el incremento de riesgos ambientales severos por inundaciones, deslaves, lluvias torrenciales prolongadas y la afectación de millones de seres humanos.

En la distancia, en los Emiratos Árabes Unidos, donde se realizó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el presidente del organismo multilateral, António Guterres, señaló en fecha reciente: "No podemos hacer frente a la catástrofe climática sin abordar su causa fundamental: la dependencia de los combustibles fósiles".

De esta manera, recordar a Pacheco es hacer memoria de la sanidad de una ciudad como Caracas, que se da el placer de tener en sus registros históricos la presencia de personajes como Antonio Pacheco, convertido por el pueblo en una parábola cuya metáfora nos narra el ambiente de una ciudad humana, vivible, fresca, provinciana y campesina.

Y es que al final: ¿qué es lo que más nos gusta de Caracas en tiempos de Navidad? Yo diría que, principalmente, el frío que baja del Guaraira Repano en tiempos decembrinos, del mismo modo como Pacheco bajaba desde las alturas envueltas en neblinas, con el aroma de las flores de Galipán, donde las cultivaba todo el año para entregarlas a la ciudad.

 

Aldemaro Barrios Romero

venezuelared@gmail.com

Youtube: @viajeeneltiempo4348

 

Referencia:

1 Naciones Unidas/ Acción por el clima. (). Desmontar mitos. Naciones Unidas. https://www.un.org/es/climatechange/science/mythbusters.


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