Psicosoma | Espirales patafísicos

Dedicado al escritor Alfonso Peña

 

12/12/2023.- En verdad vivimos en mundos paralelos con la mente y los sentimientos en ebullición, y los cuerpos mutan con la magia de palabras que abren mundos jamás olvidados. Los veo en neblinas, patidifusa y con el frío de junio, en la humedad terrible de Lima, ya en los barrios de Barranco, al borde del precipicio, con el vapor del emoliente que compite con mi aliento humoso. Me ha disparado el poeta del color Miguel Lohlé al decir "patafísico", expresión que repetía incesante el 8 de diciembre, un viernes ventoso y frío en Tiquicia. No podía despegar los ojos del piso viendo esos libros del amigo y poeta Alfonso Peña, organizados en espirales, en laberintos y tiempos en espirales patafísicos.

Este es el contexto de la presentación, en ExpoARTE, de "Como si fuera hoy", con 57 obras inéditas del artista y escritor Alfonso Peña, y la presentación de su último libro Barajar la poesía —texto perteneciente al surrealismo latinoamericano—, presentado por el poeta Guillermo Fernández. Hubo una charla sobre las revistas Andrómeda y Matérika, por el artista Otto Apuy y la poeta Ana Anka en la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano, bajo la curaduría de la artista Amirah Gazel.

La palabra patafísica posee una etimología griega con origen filosófico. Metafísica significa "por encima de la física", mientras la patafísica va más allá de la metafísica. La escuché por primera vez en fiestas psicodélicas como las del surrealismo —papá siempre me acompañó y se ponía a bailar con las madres—; eventos donde las chicas del siglo XXI nos armamos con esa nueva filosofía al convertirnos en patafísicas surrealistas. Éramos todas unas patitas que se comían el mundo —y aún lo hacemos— con acciones lúdicas, como amantes del "pata, pata" de la luchadora de los derechos humanos Miriam Makeba; unas cabritas de atar, absurdas e imaginativas, que todo lo podían ver y hacer de otras formas. Soñábamos con "patas" —amigos entrañables en Perú— que estudiaran con nosotras y nos ayudaran a hacer el mundo de otra manera…

Nos contentamos con ver pasar a los chicos, inventamos juegos como tocarles las corbatas o las gorras a los marineros, saltar la rayuela, la soga y la güija…

¿Qué será de la vida de mis patitas del Perú? Cómo recuerdo a Ruth, Ethel, Flora, Hermy… Algo se extravió al inicio de mi primera huida, refugiada por la explosión del Cono Sur. Ahora, en el piso, en medio de los espirales de libros, danzo, sin principio ni final, entre pinturas, fotos, danzas y películas, en un flashback que impregna la presencia del gestor cultural Peña. No sé cómo nos topamos en el barrio Escalante, pero sus ojos jamás se desprendieron de mis sueños y esperanzas de esta Tiquicia que recién conocía y a la vez me despedía para regresar a mi amada Venezuela, cuando la pandemia me detuvo. Mis palabras con el espléndido conversador, caballero y protector giraban en torno a la cultura, libros de arte, collages, amigos comunes y otros desconocidos. Vi su taller de la imaginación, su trabajo de edición, sus libros hasta el techo con un fondo musical de jazz y mininos que me alegraban. Recuerdo cómo preparaba con rapidez el almuerzo o el café con galletas. También las fotos que nos tomamos y su escucha ante el duelo por la muerte de mi esposo Nómar Oporte, escritor de cuentos que iban casi hasta el borde surrealista cortazariano, con humor sarcástico.

Quizás sería bueno retomar la patafísica en resistencia a través del arte, deshilvanar o deconstruir todo ante la lógica del racionalismo y tecnicismo robótico, en plena libertad compartida y autonomía del pensar, soñar, amar el cuerpo y restituir la imaginación secuestrada de la infancia y la primera juventud…

Todavía laten seres otoñales en eternas primaveras, con un erotismo a raudales, y creo en que nada es imposible y en el retorno de los espirales que se tejen mejor en estos tiempos para reírnos a troche y moche. La poesía es revolucionaria, radical y con la patafísica surrealista se asume el libre pensar, la diversidad democrática y los cambios de modelos que han cosificado al ser.

La patafísica es una ciencia revolucionaria que nace como oposición a las ciencias exactas que, según el poeta Alfred Jarry, estaban cocinando al humano para ser un esclavo de la tecnocracia. Hoy sabemos que el mundo digital nos absorbe y el arte poético nos libera, confronta y ridiculiza al poder.

 

Rosa Anca


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