Al derecho y al revés | La especificidad del ombligo

27/12/2023.- Nunca entendí el significado de una frase usada entre nosotros para señalar al pedante que se piensa mejor que los demás seres humanos: "Se cree el ombligo del mundo".

¿Ombligo?

¿Y por qué el ombligo ha de ser más importante que, digamos, el corazón, los pulmones o, incluso, el ano?

Bien, dejemos la discusión hasta aquí, no vaya a ser que en vez de reparar una tubería de agua que chorrea y se pierde, terminemos convocando un congreso de historiadores, sociólogos y filólogos —todos ociosos— quienes, a costillas del presupuesto, pasarán una semana debatiendo sobre el ombligo.

Sin embargo —y dado que la frase es comprendida por todos—, dedico esta nota navideña a los venezolanos que, a tenor con lo que dicen y escriben, piensan que somos el ombligo del mundo.

Ese tipo de compatriota aprovecha cada suceso para apoyar su tesis, y no importa si son revolucionarios o escuálidos, porque lo vital es que siempre, para estos ciudadanos, todo lo que ocurre es para beneficiar u obstaculizar algo que suceda en Venezuela.

Por ejemplo, si en una negociación entre los yanquis y nosotros liberan al ciudadano Alex Saab, de inmediato se desata la manada y comienzan a escribir.

Unos lo hacen para demostrar que ese gesto del presidente Biden es "para apoyar a Maduro".

Otros asignan el motivo a que "ahora es Mari Cori".

Y comienza la discusión, absurda a mi modo de ver, porque arranca sobre base endeble.

A ver: ¿quién les dijo a estos ciudadanos que los yanquis tienen objetivos diferentes a sus intereses propios?

Los estadounidenses, del partido que sean, jamás se van a dividir por causas que no son las de ellos.

Es decir, que antes de ser "maduristas" o "maricorinos" —algo imposible de ocurrir con esas gentes— son yanquis, y para ellos lo primero es EE. UU.; lo segundo, EE. UU.; y lo tercero, EE. UU. también.

Y eso no está mal para ellos, mas sí para nosotros, sobre todo si los candidatos a líderes no son capaces de entender algo tan básico como que el principal interés de los yanquis, en este momento —a la víspera de una elección presidencial—, es parar la salida de migrantes venezolanos que terminan intentando ingresar a los Estados Unidos.

Por ese motivo, los yanquis presionaron a Mari Cori —que no quería ir ante el TSJ a revisar su bien ganada inhabilitación— para que cambiara de opinión, lo cual no es raro en ella.

Como es sabido, Mari Cori es el principal factor de violencia y bochinche desde hace muchos años, solo que ha logrado escamotear esta percepción por aquello de que ella "tira la piedra y esconde la mano".

Pero al ir al TSJ —y sin importar si esa institución pone orden y mantiene la inhabilitación o les hace caso a los yanquis que aseguran que ella no gana una elección—, Mari Cori no podrá seguir mandando gente a guarimbear, porque ya nadie le cree.

Y si Venezuela se estabiliza, que es lo que queremos casi todos, los migrantes venezolanos tenderán a mermar.

No es que Biden sea revolucionario o que los republicanos hayan dejado de soñar con un golpe en Venezuela, sino que los hechos llevan a plantear que para ellos es mejor que nuestro país deje de producir migrantes. Ciertamente, estos salieron merced a la violencia de Mari Cori y sus asociados que —con las irresponsables políticas de Trump— nos hicieron más pobres, aunque fueron fuente de los millones que hoy, obscenamente, exhiben los políticos del interinato, exiliados principalmente en EE. UU.

Entonces, no somos "el ombligo del mundo".

Feliz 2024.

 

Domingo Alberto Rangel 


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