Cívicamente | Me dejó cosas buenas

No una chiva ni una burra negra o una yegua blanca. Me dejó un guiño con la justicia

28/12/2023.- Se va el año 2023. Faltan pocos días para despedirlo y darle la bienvenida al año nuevo. Y así como dice la canción, "me dejó cosas muy buenas, cosas muy bonitas", y no precisamente una chiva, tampoco una burra negra o una yegua blanca, ni una buena suegra. Me dejó un guiño con la justicia.

Aquí, en este espacio donde promocionamos el respeto de las leyes y las instituciones del Estado como premisas del bien común, que no existe sin justicia, cerramos el año con tres hechos importantísimos en nuestro país, que se dieron justamente en este último mes, para que recibamos el nuevo ciclo con la moral bien alta y con las mejores expectativas.

Ellos fueron el referéndum consultivo por la defensa del territorio de la Guayana Esequiba, la liberación de Alex Saab y las conclusiones recientes sobre el caso del asesinato de Canserbero.

Definitivamente, estos son, sin duda, tres acontecimientos significativos y de mucho valor cuando de justicia se habla.

Representan un triunfo ante la pretensión histórica de imperios de hacerse con las riquezas de nuestro país, y que algunos han logrado en los casos más desafortunados. Son una victoria para nuestra diplomacia bolivariana y de paz, así como un golpe certero a las mafias enquistadas en nuestro sistema penal.

Recibiremos de este modo el año 2024, con una agenda de lo posible y con la convicción de que no nos podemos dejar doblegar ni por imperios ni por mafias.

Desafortunadamente, el mundo entero no puede hacer un buen balance de este 2023, no mientras sigamos matándonos con guerras fratricidas; no mientras miles de niños, en vez de escuchar risas y algarabía, escuchan sonidos de guerra y llanto.

Y aunque Venezuela sea una nación victoriosa, no estamos exentos de la geopolítica y sus efectos, menos con la importancia que hemos merecido en estas dos últimas décadas en el plano internacional, con la llegada de la Revolución Bolivariana.

Pero si de inventariar se trata, si de hacer balances se acostumbra en estas fechas, es propicio hacerlo desde lo positivo, de aquellas cosas en las que nos podamos apoyar para seguir adelante. Es importante reconocer también nuestras amenazas, para afinar mejor el plan, pero sin hacer apología de lo malo, que está y estará siempre para justificar nuestra existencia.

Aunque el cañonazo no es lo que más me guste del fin de año, es lo menos, a decir verdad —me quedo con la cena y los abrazos—, cuando suene recordaremos que sonidos parecidos retumban en los oídos de miles de habitantes, en otros lugares del mundo, pero no precisamente por triquitraquis o tumbarranchos, sino por metralletas y bombas cargadas de odio. Recordémoslo para que nos aflore la empatía más que la compasión, para que nos dé algo de rabia y dolor en medio de la alegría. Solo así, siendo humanos, tendremos un venturoso año 2024.

 

Carlos Manrrique 


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