Al derecho y al revés | Exdiputada busca otra inhabilitación
10/01/2024.- No quisiera gastar espacio de opinión irrumpiendo en las porfías más mediocres del país, que son las pugnas politiqueras. Esa es la razón por la cual evito dar vivas en exceso o poner en evidencia a personajes que, evaluando sus actos, no califican para los cargos a los que pretenden ser electos.
Sin embargo, hay excepciones y el tema de la inhabilitación de María Corina Machado es uno.
Apartando los años que lleva inhabilitada y que astutamente los ha escamoteado frente a la opinión pública, desde el momento en que la exdiputada aceptó pedir ante el TSJ la revisión de su caso, ingresó a un nivel de mayor seriedad. No solo por el cargo que aspira, de ser habilitada —contrariando la ley—, sino porque se supone —y así lo han dicho voceros de los Estados Unidos— que la inhabilitación de Mari Cori fue llevada hasta Barbados, donde nuestro gobierno y el yanqui discutieron asuntos de alto nivel.
Ese "alto nivel" que se esperaba ya se había esfumado en el mismo instante en el que, por medio de su abogado, introdujo la petición para que le revisaran la inhabilitación.
En ese documento no se ve lo que los católicos llamamos "propósito de enmienda", toda vez que allí la exdiputada insiste en que no está inhabilitada y que la CRBV la protege.
Solo les faltó escribir, en la petición al TSJ, a los abogados que actuaron en nombre de Mari Cori, que el llamado a derrocar al gobierno mediante guarimbas, donde perdieron la vida ciudadanos, quemar seres humanos vivos, solo porque a una chusma guarimbera les pareció que eran "chavistas", o sentarse en la OEA como representante de Panamá, son minucias.
Como si eso fuera poco, la exdiputada apenas ganó las primarias de una parte de la oposición. Hizo méritos para que de nuevo la inhabiliten, sumando la nueva pena a las ya colectadas por su comportamiento soberbio e irresponsable.
En Venezuela, existe una ley que protege los símbolos patrios. Es lógico que así sea, porque los jefes de las guarimbas que Mari Cori lideró, en vez de formar cuadros para su partido del desorden, le hicieron creer a una generación, que hasta la fecha solo se ha destacado por los inmensos robos del interinato, que "hacer política" era un asunto fácil.
Tanto como arreglárselas para voltear "patas para arriba" la bandera nacional o quitarle una estrella en contra de lo aprobado legalmente, siguiendo una recomendación del Libertador —dejada de lado por dos siglos—, méritos suficientes para ganarse un puesto alto en la política, aunque en todas las otras materias uno fuese un asno, con el perdón de los borricos que son animalitos útiles.
Pues bien, la aspirante a ser habilitada se presentó a poco de las primarias con una inmensa bandera de siete estrellas, a sabiendas —si no ella, al menos quienes le asesoran— que esa malcriadez conlleva multas e inhabilitaciones.
Esta patanería irresponsable augura lo que es la verdadera política en el caso de María Corina Machado: desestabilización, violencia y también burla a las leyes. Por eso, y a pesar de no tener vela ni parte, creo que el candidato del gobierno debe ser el presidente Nicolás Maduro, pero coincido con Diosdado Cabello.
María Corina está inhabilitada y debe seguir en tal condición por un largo tiempo, al menos así debe ser si se quiere poner orden en un país que, tras años de estúpida polarización, se comienza a recuperar.
Domingo Alberto Rangel