Al derecho y al revés | Gran discurso

17/01/2024.- No fue una simple memoria, como ocurría en Venezuela durante las rendiciones anuales de cuentas que tienen todas las constituciones del mundo. Y a pesar de que el discurso del presidente Maduro estuvo condimentado de cifras, tampoco se puede decir que fue el recuento de un año.

Durante la comparecencia anual ante la Asamblea, el Presidente dictó una conferencia política, tal como era de esperar de quien gobierna un país asediado, de lo cual muchos ciudadanos no se dan cuenta.

Fue un discurso de cambio que, sin embargo, al centrarse en la producción, no abandonó la base ideológica del partido de gobierno.

Nicolás Maduro dejó claro que espera seguir gobernando un país sancionado ilegal y unilateralmente por Estados Unidos, al que esta vez no halagó; más bien puntualizó que Venezuela está dispuesta a luchar por su soberanía.

Fue una alocución proyectada a un futuro de cambios, siendo el principal el abandono de la monoproducción petrolera como base de las exportaciones.

Habló de un crecimiento que, si bien es real, tendrá que mantenerse por muchos años antes de alcanzar las cuotas que en el pasado se lograron cada vez que el barril de petróleo se vendía a mejores precios.

En su discurso, el mandatario fustigó a los opositores de doble cara y poco nacionalistas, a los que pidieron sanciones e invasiones extranjeras, a quienes quisieron jugar en ambos bandos, y así definió al ciudadano Gerardo Blyde como "representante de la oposición golpista".

No voy, en este momento, a discutir datos porque para eso hay tiempo. Esas cifras no son lo principal del discurso presidencial, que me pareció el mejor que ha pronunciado Nicolás Maduro.

Me circunscribo entonces a señalar lo que fue evidente, como que, según el Presidente, Mari Cori, Capriles, Ledezma y Julio Borges no deberían ser habilitados, incluso si EE. UU. se involucra todavía en los asuntos del país.

Que en la nueva polarización del mundo formamos parte de un grupo donde no se anotan ni los Estados Unidos ni la Europa occidental.

Que los tiempos venideros serán difíciles porque la desestabilización viene escalando y que no se descartan nuevos intentos de magnicidio, como aquel del dron en la avenida Bolívar.

Y que el gobierno bolivariano apoyará en adelante a los productores nacionales (ya 97% del contenido de las cajas y bolsas CLAP se produce en el país).

Lo demás —incluyendo la recuperación del territorio Esequibo— quedará para más adelante, porque es evidente que: 1) el candidato será Nicolás Maduro; 2) arranca con la inmensa ventaja de tener como adversarios a unos bates quebrados, sinvergüenzas, repetidores de mantras y clichés publicitarios —y que, para colmo, están merecidamente inhabilitados—; 3) que el próximo período termina en el 2030; y 4) que no se vislumbra una embajada yanqui a corto plazo.

Hay tiempo para que, sobre todo, los compatriotas más jóvenes cumplan las metas.

 

Domingo Alberto Rangel


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