Palabr(ar)ota | Decencia genocida

17/01/2024.- Hace algunas semanas, el presidente de Israel les pidió un poco de decencia a los voceros de otros países que se atrevieran a tomar posición con respecto a la operación militar que su nación lleva a cabo en la Franja de Gaza. Si se contrasta con las estadísticas de víctimas de ese conflicto, lo menos que puede decirse es que el señor presidente tiene un concepto muy personal de la decencia. Un concepto que excluye una cantidad abrumadora de víctimas civiles; millones de desplazados; cientos de miles de viviendas destruidas y la inminente amenaza de una hambruna general gracias a la imposibilidad, impuesta por Israel, de acceder a alimentos e incluso al agua potable.

Intentar explicar este conflicto preguntando quién disparó primero no es más que una falacia. Este conflicto comenzó mucho antes del ataque de Hamás el 7 de octubre, que costó, de manera absolutamente injustificada, la vida a más de mil personas inocentes. Pero no es necesario retroceder décadas en el tiempo para tomar posición con respecto a lo que sucede hoy, y es esa toma de posición lo que rechaza el concepto de decencia del presidente de Israel. Es decir, si usted opina sobre el conflicto, se coloca, automáticamente, en contra del pueblo judío.

Así, pues, de quien abogue por los palestinos en el conflicto actual se dirá de inmediato que apoya a Hamás. Equiparar a todos los palestinos con Hamás es un recurso tan falaz como considerar sionistas a todos los judíos; y es un modo de intentar silenciar a todo el que diga algo en pro de los palestinos. Es cierto que Israel tiene un problema con Hamás, y, por lo visto, ha decidido darle una solución final, y ya sabemos cómo son las soluciones finales. Muchas voces dan testimonio de los excesos cometidos por Israel en Gaza, desde voceros de la ONU, incluyendo a su secretario general, hasta el mismo Joe Biden, pidiendo que se baje el nivel de la escalada, lo que no es sino una forma tímida de pedir que no se siga asesinando civiles. Por inaceptable que haya sido el ataque de Hamás, termina empequeñecido al compararlo con la masacre perpetrada por el ejército de Israel, que parece estar aplicando una particular ley del talión que, de acuerdo con las cifras que se manejan hoy, sería algo como: por cada ojo israelí, veintidós ojos palestinos.

La confirmación de la escalada genocida contra los palestinos la han dado las múltiples manifestaciones de organizaciones judías que, en diversos países, pero especialmente en Estados Unidos, han manifestado su rechazo por esa operación militar encaminada, de modo claro y de una vez por todas, a desaparecer en su totalidad al pueblo palestino.

 

Cósimo Mandrillo


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