Cine para llevar | La intensa carrera de Diego Bertie

Una vida apasionada por el arte

Encanto, simpatía, talento, belleza física y su acento neutro son cinco de las cualidades que hicieron de Diego Bertie un actor cotizado en la industria del entretenimiento en América Latina. Hizo cine, teatro y televisión, también cantaba. Su desempeño fue exitoso en todo ámbito.


Su faceta como actor de cine estuvo llena de películas memorables, donde demostró que un verdadero actor es capaz de hacer roles diferentes y transformarse. Bertie era un camaleón, podía ser el galán perfecto de las telenovelas, un asesino, un psicópata, un mentiroso, un reportero, cualquier rol se le daba bien. Interpretó personajes distintos y lo hizo con verdad.


Al final, eso es lo único que queda en la vida: el valor de lo que creamos, sea en el trabajo, en el arte, en las relaciones, con la familia, en las distintas etapas de la
existencia. La felicidad es efímera y ni el éxito, ni el dinero, ni el reconocimiento, ni el arte impiden que se esfume sin dejar vestigio. A veces suceden circunstancias desafortunadas que nunca debieron ocurrir. Sin embargo, es necesario voltear la mirada hacia la belleza, que aún en la tragedia persiste.


En el caso de Diego Bertie, para el público, su belleza está en su obra y en la energía que le imprimió.


En 1993 se estrenó Reportaje a la muerte, una película peruana de Danny Gavidia, donde una periodista y un camarógrafo tendrán que poner en una balanza el deseo de contar la verdad y el riesgo que implica hacerlo. El largometraje obtuvo el primer premio Vigía en el XV Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en Matanzas, Cuba, y estuvo preseleccionada a los Premios Óscar como mejor película extranjera.


Sin compasión, de 1994, dirigida por Francisco Lombardi, fue una adaptación de la novela Crimen y castigo de Dostoyevski. Esta película fue proyectada en el Festival de Cannes de 1994 y candidata al Óscar a la mejor película de habla no inglesa. Por el rol que interpretó, ganó como mejor actor protagónico en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.


En Bajo la piel, de 1996, actuó de nuevo bajo las órdenes de Francisco Lombardi. En Muertos de amor (2002), interpretó a un hombre perfecto viviendo una circunstancia imperfecta.


En 2001 protagonizó El bien esquivo, un largometraje peruano ambientado en el siglo XVII, dirigida y escrita por Augusto Tamayo San Román. La película nos permite disfrutar de un personaje cuyo carácter nos revela la versatilidad del actor.

Para el año 2004 realizó El atraco, junto a Salvador del Solar, una película sobre las contradicciones, basada en una historia real.


Una sombra al frente, la película de Augusto Tamayo San Román, fue preseleccionada para los Premios Óscar 2008 en la categoría mejor película de habla no inglesa. En esta cinta ambientada en inicios del siglo XX, Bertie encarna al ingeniero Enrique Aet, empeñado en la construcción de vías de comunicación en el Perú.


También actuó en películas como la boliviana Los Andes no creen en Dios, de Alfonso Claros, la comedia colombiana Esto huele mal (2007) y otra comedia peruana más reciente Qué difícil es amar (2018), entre otros largometrajes.


La carrera de Diego Bertie en televisión también fue larga. En Venezuela trabajó en Amantes de luna llena, junto a Ruddy Rodríguez; en su país natal actuó también con la venezolana Maricarmen Regueiro. Realizó gran cantidad de producciones en televisiónen su país natal y Latinoamérica, también obras de teatro.Recientemente anunció su regreso a la música.


Hoy todos los que admiramos su carrera nos encontramos con un vacío y mil preguntas sin respuestas, solo queda el arte para salvarnos. Hasta pronto, Diego.

Luisa Ugueto Liendo | @luisauguetol

 


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