Tinte polisémico | ¿Qué impide el éxito de los emprendimientos?

19/01/2024.- Al consultar, a través de los distintos portales webs especializados, sobre los factores que inciden y resultan determinantes sobre la breve permanencia en el tiempo de las distintas iniciativas (startups) de particulares, que asumen emprendimientos para producir bienes y servicios, nos asombramos de la diversidad y la naturaleza de las causas que explican este fenómeno, en particular en Latinoamérica.

Así, con una intención práctica, a través de las fuentes digitales antes referidas, se pretende inculcar en el público el contar con una fórmula o receta infalible para alcanzar el éxito, con la estricta observación de ciertos principios, consideraciones y recomendaciones que eviten el fracaso prematuro de los emprendedores, argumentando y sustentando los intentos microempresariales fallidos, con estadísticas pormenorizadas por países.

Podríamos, para resumir los motivos, según los expertos, categorizar las principales y más generalizadas razones. Enumeraremos algunos ejemplos por tipologías según las cuales no resultan sustentables los pequeños negocios. Así, se pueden señalar las siguientes: cognitivas, de planeación y de mercadeo, operacionales, técnicas, financieras, sociales, económicas, gubernamentales, psicológicas, organizativas y sistémicas.

  • Cognitivas: falta de formación, experiencia y carencia de cultura empresarial.
  • De planeación: carencia de plan, estrategia y visión del negocio.
  • De mercadeo: indefiniciones del producto y/o servicio, desconocimiento de la oferta y la demanda.
  • Operacionales: deficiencias en los procesos productivos, de distribución y logísticos.
  • Técnicas: tamaño de planta y estructuras de costos inadecuadas, escasa tecnología e innovación.
  • Financieras: insuficiencias de capital de trabajo, de inversión a largo plazo y de fuentes de préstamos.
  • Sociales: falta de contactos, ineficacia en la creación de redes, desvinculación comunitaria.
  • Económicas: dificultades de participación en los mercados, barreras legales y comerciales.
  • Gubernamentales: legislación inapropiada, falta de incentivos, burocratismo, obstáculos fiscales.
  • Psicológicas: capacidad y voluntad para asumir riesgos y retos, perseverancia ante el desánimo.
  • Organizativas: escogencia errada de socios, equipos de trabajo y asesores, estilo de liderazgo.
  • Sistémicas: ambientes de incertidumbre política, modelo económico en transición y ajuste.

No obstante, a pesar de la lista por las tipologías enumeradas, esta no es exhaustiva. Podrían seguirse agregando situaciones y ejemplos a cada categoría que no coadyuvan al avance sostenido y a la permanencia como organizaciones que suplen de bienes y servicios a la colectividad y el entorno donde operan.

Contar con la idea o el perfil de un gran producto o servicio, además de existir el compromiso y la firme convicción de trabajar con tesón y perseverancia, sobreponiéndose al agotamiento (burnout), son condiciones necesarias para un emprendimiento sostenible, pero no son suficientes.

Es un consenso fundamental, en diversos ámbitos, que las políticas públicas orientadas a la promoción y el fomento de la iniciativa empresarial, a niveles micros, pueden convertirse en ejes que apalanquen el desarrollo económico social de una nación. Esto bajo la consideración de que un tejido empresarial robusto y generador de empleo requiere viabilizar condiciones especiales en el campo tributario, comercial y financiero, entre otros, dado que las pequeñas y medianas empresas no cuentan con las fortalezas y recursos de las grandes corporaciones.

En conclusión, se puede plantear que la conjugación de tomar en cuenta múltiples factores, como los enunciados en los apartes precedentes referidos a las causas de fracaso y lo relativo al apoyo estatal a los emprendimientos, el sentido intuitivo de la oportunidad, más una deseable formación básica en temas de negocios y el espíritu del entrepreneur—, contribuye a no formar parte de las nefastas estadísticas de fracasos repentinos e inmediatos para quienes se aventuren a plantearse el reto de convertirse en empresarios y formar parte de ese cuarto factor productivo de la economía, además de la tierra, el trabajo y el capital.

 

Héctor E. Aponte Díaz

tintepolisemicohead@gmail.com


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