Al derecho y al revés | Oportunidades que no se deben perder

Oportunidad hay y habrá con Colombia

Sin pretender compararme con ilustres de la historia,  que en momentos finales de sus vidas declararon “haber arado en el desierto”, y sin estar escribiendo testamentos, comparto con los lectores la insatisfacción de quien lleva años –mejor décadas– proponiendo que, por más separadas que estén –según presumen los interesados– las ideologías que supuestamente sirven de brújula a los Gobiernos y a las oposiciones, siempre hay y habrán áreas donde el interés general priva sobre la pugna politiquera.

Esa manía nuestra de criticar hasta la ley de la gravedad, si fuese presentada por un Gobierno al que se adversa o por la oposición si fuese el caso, nos ha hecho y hace perder oportunidades que no volverán.

No pienso que sea útil convertir mi columna en un “memorial de agravios”, acaecidos en el pasado como son muchos de los escritos “de opinión” que uno lee si tiene tiempo para perder: esas ocasiones no se repetirán.

Pero, en tiempo presente, sí creo que es útil recordar algunas oportunidades que siguen vivas… y se pueden ir.

Una se presentó cuando escuchando al presidente de Francia dirigirse a sus connacionales para recordarles que, a raíz de la guerra entre EE. UU. y Rusia –para Macron el conflicto es entre Ucrania y Rusia–, seguramente van a escasear en su país el azúcar y la leche.

Con la leche de nuestras vacas no me meto, porque tendría que volver al pasado cuando durante cuatro décadas ganaderos, agricultores y agroempresas no pagaban impuestos, tampoco los préstamos que les daban los Gobiernos a quien se presentara como empresario del campo, solo por haberse inscrito en la Asociación de Cañicultores de Miranda –es un ejemplo.

De manera que acepto que, tras medio siglo de subsidios, nuestras vacas compitan con las cabras en eso de llenar tobos con cada ordeño. Y hasta miro para el techo cuando veo lo desasistidos que están los campesinos.

Pero en materia de azúcar si tan solo dejáramos fuera de la pugna tipo “¿quién fue primero: la gallina o el huevo?”, que tanto les entretiene a los politiqueros, partiendo de esos desvencijados centrales azucareros que en otros tiempos producían azúcar de caña –y que se pueden reparar rápido–, sería posible ofrecerle a Macron nuestros excedentes en esa materia.

Pero hay otra oportunidad que veo en peligro de perderse por la politiquería polarizada, como es la apertura de fronteras con Colombia.

Olvidando que hace pocos años esa frontera se cerró porque el presidente Duque permitió que, en plena raya que separa nuestros países, se montara un concierto como parte de un plan para llamar a nuestras FAB a derrocar el legítimo Gobierno venezolano; olvidando todo eso, desde medios partisanos y polarizantes, sugieren que “pronto se logrará el nivel de intercambio que tuvimos”.

Incluso, ya ponen a Fedecámaras –que hoy día poco representa– a exigir “que volvamos al Pacto Andino”. Esa es la mejor manera de sabotear el posible intercambio entre Venezuela y Colombia.

Si anuncian metas que no se pueden conseguir por lo menguado que está el mundo y su economía, después dirán que los dos presidentes han fracasado.

Y el Pacto Andino –que Fedecámaras añora y del cual fue artífice el golpista de 2002, Carmona Estanga– siempre fue perjudicial para Venezuela, pero un gran monopolio para los empresarios enchufados de esos años.

Oportunidad hay y habrá con Colombia; pero es necesario entender que el presidente Petro tiene a Uribe Vélez, como jefe de la oposición, intentando sabotear; y a los estadounidenses, con sus sanciones, amenazando al país vecino.

Esos son los temas que se deberían incluir en los diálogos entre nuestro Gobierno y nuestra oposición en vez de estar buscando perdones para quienes han delinquido y por ello están inhabilitados o trueques de rectores del CNE y cosas parecidas.

De no entender esto, Venezuela seguirá perdiendo pequeñas o grandes oportunidades.

 

Domingo Alberto Rangel

 


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